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parte, la actuación no habría sido de “suma importancia para el éxito de la campaña” 41. Además, el fiscal añadía una serie de consideraciones que, llegado el momento, también podrían aplicarse al expediente del grupo Rolls. Las consideraciones del fiscal eran las siguientes: no es inoportuno llamar la atención en este momento por desprenderse del expediente sobre el constante prurito de la mayoría de nuestros oficiales de supeditar siempre el verdadero cumplimiento del deber a una efímera satisfacción; pues conociendo las alturas eficaces del vuelo para el bombardeo y la observación no se resignan a llevar su cometido si este aunque heroico es obscuro y entablan pugilatos acerca de quien tiene corazón para bajar más poniéndose al alcance de las armas enemigas ocasionando pérdidas materiales por las averías en los aparatos; la de la propia vida que deben a su patria con más fruto; y la moral que representa que el contrario se percate de que con sus elementos propios puede contrarrestar la acción de esos aparatos de guerra derribándolos e inutilizándolos42. Los criterios restrictivos que aplicó Primo de Rivera a la concesión de recompensas tuvieron su peso en la ralentización de los expedientes que ya estaban en marcha, y, aunque la Laureada seguía cauces distintos a los del resto de las recompensas, quizá se vio también afectada. Esos cambios de criterio se vieron confirmados en abril de 1925 con la publicación de un nuevo reglamento de recompensas en tiempo de guerra43. En medio de estos cambios, no es extraño que también resultase tocado el expediente para la Laureada de las escuadrillas, entre otras cosas porque en diciembre de ese año, 1925, también era modificado el reglamento de la Orden de San Fernando44. En el artículo 50 del nuevo reglamento se especificaban los méritos por los que se podía aspirar a esa recompensa en aviación: resultar herido de gravedad en un reconocimiento en terreno enemigo, batirse contra fuerzas aéreas superiores, anular baterías antiaéreas o derribar globos enemigos cuando sus actuaciones estuviesen siendo notablemente perniciosas para las fuerzas amigas o combatir contra considerables fuerzas terrestres de todas las armas a distancia eficaz de tiro de fusil, deteniendo su avance o rechazándoles siempre que exista superioridad del fuego enemigo sobre él de los aeroplanos, perdiendo un tercio de estos si es una escuadrilla o sufriendo averías graves si es un solo aparato. Es decir, la actuación del grupo Rolls en Ras Tikermin seguía encajando salvo por que no se había perdido un tercio de los aparatos, aspecto en el que se insistía en el artículo 68: Cuando un Cuerpo, unidad orgánica, buque o escuadrilla de aeronáutica pierda en acción de guerra un tercio de su fuerza entre muertos y heridos, acreditando extraordinario valor y disciplina, podrá, previa la formación del correspondiente juicio contradictorio, ingresar en la Real y Militar Orden de San Fernando, obteniendo tan alta distinción como recompensa colectiva. Quizá fueron éstas las razones, o quizá fueron las que se arguyeron en su día para denegarles la Laureada a Bellod e Hidalgo de Quintana; no lo sabemos pues no hemos podido localizar la resolución del expediente. También pudo suceder que el expediente quedase embarrancado en algún despacho sin que se llegase a tomar alguna decisión sobre él y que allí –donde habita el olvido–, encontrase su tumba. Además, hay que anotar que en abril de 1926 se creaba la Medalla Aérea45, que vendría a sustituir, para los aviadores, a la Medalla Militar, pues para su concesión habrían de cumplirse similares requisitos, y que debía premiar hechos y servicios notorios y distinguidos realizados por fuerzas aéreas de mar y tierra en el elemento en que dichas fuerzas tienen sus esfera de acción. No es de extrañar, pues ya hemos señalado la cascada de decretos y reglamentos que se sucedió en aquellos años y de la que también llegó a ser víctima el célebre regimiento de Alcántara, al que se ha concedido la Laureada en junio de 2012, casi un siglo después de su heroico comportamiento en los días de la retirada de Annual46. La relación de miembros del grupo Rolls Merece la pena conocer los nombres de quienes participaron en aquellas acciones. Aparte de los jefes que tuvo el grupo Rolls: Guillermo Delgado Brackenbury, Joaquín González Gallarza, Luis Palanca Martínez Fortún (que falleció en accidente cuando se trasladaba a Sevilla, en abril de 1923, a la imposición de la Medalla Militar) y José Carrillo Durán, en la lista figuran nombres muy importantes de la aviación militar española. Algunos de ellos acometieron más adelante empresas y hazañas que les hicieron acreedores de otras valiosas condecoraciones, a veces por méritos de menor enjundia que los constatados en el grupo Rolls. Y también están en la lista, nombres propios de la aeronáutica española: Apolinar Saenz de Buruaga, Arturo González Gil, Joaquín González Gallarza, José Carrillo Durán, Luis Manzaneque Feltrer, José Aymat Mareca, Rafael Llorente Sola, Pío Fernández Mulero, Vicente Roa Miranda, Juan Ortiz Muñoz, Abelardo Moreno Miró, Antonio Camacho Benítez, Luis Moreno Abella, Felipe Acedo Colunga, Vicente Barrón Ramos de Sotomayor, Felipe Díaz Sandino, Ramón Merino González, Roberto White Santiago, Ramón Franco Bahamonde, Carmelo de Las Morenas, Mariano Barberán, Emilio Cascón Briega, Joaquín Lóriga... y tantos otros cuyos principales rasgos biográficos son conocidos. De ahí que parezca más conveniente recoger algunas pinceladas de la hoja de servicios de los miembros del grupo Rolls, que hubiesen participado en varias de las acciones más señaladas por las que el grupo recibió la Medalla Militar. 31 Distintivo de la Medalla Militar - (Colección Carlos Bourdon). De acuerdo con la Real Orden circular de 12 agosto de 1922, el distintivo se ostentaba en la bocamanga izquierda e iba compuesto por la orla que formaba parte de la Medalla Militar (una corona de laurel y roble, con la que alternan dos leones y un castillo y, en la parte inferior, una cartela con el lema: “al mérito en campaña”), y llevaba en el centro el emblema del cuerpo o unidad que la había ganado. Luis Manzaneque Feltrer – (SHYCEA). En el empleo de comandante.


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