Page 59

BOLETIN INFANTERIA MARINA 23

TRES INFANTES DE MARINA sus santabárbaras, teniendo al menos la compensación de llevarse consigo a sus enemigos. También lo utilizaron luego como táctica, simulándolo para conseguir que los españoles abandonaran su ya segura presa. Las tácticas de combate de la infantería naval eran, pues, muy distintas de las utilizadas en combate terrestre, incluyendo argucias como no disparar todas las bocas de fuego en una única andanada —lo que, esperado por el enemigo, hacía que este aguantaran la “rociada” a cubierto, a fin de luego incorporarse para la lucha contando con la lenta recarga—, sino dejar la mitad para una segunda descarga, que sorprendía al enemigo al descubierto. Con tácticas como esas vencieron los hombres del tercio de Lope de Figueroa en Lepanto y en Las Terceras a otomanos y franceses. Pero a alguno ese tercio no les parece, por lo visto, suficientemente “naval”. Dejamos, por obvias, las ocasiones en que los tercios realizaban verdaderas operaciones anfibias, tanto de desembarco en fuerza como en golpes de mano contra la costa o los barcos fondeados enemigos, aunque la lista de unas y otras operaciones es muy larga. 2. MIGUEL DE CERVANTES Es de sobra conocido que el gran escritor, casi sinónimo de nuestra lengua y de nuestra cultura, luchó en Lepanto como soldado a bordo de la galera Marquesa. Él mismo cuenta que estaba enfermo y con fiebre, pero que se incorporó al combate, consiguiendo el mando del reducto del esquife o bote de la galera (que se llevaba en cubierta, hacia popa y entre las bancadas de los remeros), resultando herido de dos balazos en el pecho y quedando con la mano izquierda inutilizada por otro, aunque no fue preciso amputarla, como a veces se cree. Aquí suele terminar la referencia, con su participación en “la más alta ocasión que vieron los siglos...”, pero lo cierto es que el joven Miguel había participado en la campaña del año anterior de la flota (aún sin el mando de don Juan de Austria), y recuperado ya y en las filas del tercio de Lope de Figueroa, en la del año siguiente a Lepanto y en la conquista de Túnez por don Juan. Cuatro campañas seguidas a bordo de galeras, tal vez le acrediten a uno como infante de Marina, especialmente porque no sabemos que D. Miguel combatiera nunca por tierra, a no ser en operaciones puramente anfibias. Toda su vida conservó Cervantes el recuerdo de aquellos días, y de ello está salpicado su obra entera, cuando encomia en la primera parte del Quijote, en el “Discurso de las Armas y las Letras”, el valor necesario para que un soldado pase al abordaje de BOLETÍN DE LA INFANTERÍA DE MARINA 59


BOLETIN INFANTERIA MARINA 23
To see the actual publication please follow the link above