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BOLETIN INFANTERIA MARINA 23

TRES INFANTES DE MARINA Su trayectoria profesional tomó seguidamente otros derroteros, centrándose en la literatura, y labor teatral. Incluso llegó a ordenarse sacerdote; pero, como en el caso de Cervantes, el recuerdo de aquellas campañas le acompañó toda su vida. A finales de1595 Lope recibió una gran alegría: la última expedición de Drake y de su mentor y familiar, Hawkins, había terminado en desastre. El mayor ataque inglés contra el Caribe español había fracasado completamente con la muerte de los dos marinos ingleses, tras una cadena de derrotas que se prolongaron desde Canarias hasta Panamá, volviendo solamente a Inglaterra ocho de los veintiocho buques que salieron, y apenas una tercera parte de los hombres. Tal victoria, conseguida contra tan tenaz enemigo, le inspiró su gran poema épico, La Dragontea, jugando con el significado de la palabra Drake en inglés. Así, en la cubierta del libro, un grabado representa un águila (símbolo de los Austrias españoles) matando a un dragón, con el lema en latín: Tandem aquila vincit o, lo que es lo mismo, “Por fin venció el águila”. El libro se publicó en Valencia en 1598 y dedicado al ya inminente Felipe III, por la cercana muerte del Rey Prudente, su padre. El largo poema es toda una descripción de la campaña de Drake y de su muerte final, narrando navegaciones y combates con un gran conocimiento de los términos marineros, lo que muestra que tampoco Lope fue un soldado “de transporte”. También se narra la paralela incursión del hijo de Hawkins, igualmente fracasada, para tomar Panamá desde el Pacífico. Y, aparte de esta gran obra, las referencias al mundo del mar y de la navegación son constantes en Lope, incluso cuando compara los avatares de su vida con los de una barquilla sorteando los temporales, en un tan recordado como hermoso poema. 4. MARTÍN ALVAREZ Creemos innecesario recordar aquí al lector quién fue el heroico granadero Martín Álvarez y su hazaña en el combate de San Vicente de 14 de febrero de 1794, cuando, cumpliendo hasta el final las órdenes de su comandante, el brigadier D. Tomás Geraldino, que lo era del navío San Nicolás de Bari, de 80 cañones, luchó hasta el final defendiendo la bandera del buque, entonces de la Armada, pero que llegaría a serlo de España. BOLETÍN DE LA INFANTERÍA DE MARINA 61


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