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REVISTA DE AERONAUTICA Y ASTRONAUTICA 854

de instrucción que se prolongan hasta un año en la mayoría de los puestos, lo que convierte a la experiencia en un valioso activo. Hasta ahora he descrito tres factores que se deben tener en cuenta a la hora de gestionar el recurso humano del GRUMOCA, la importancia de los valores éticos, la disponibilidad para frecuentes salidas y la exigencia de un adecuado grado de preparación y experiencia. Cabe hacer una última reflexión. El personal de la unidad suele moverse en equipos con un reducido número de miembros, pocas veces se necesitan más de diez personas y casi nunca más de veinte para una determinada actividad o destacamento. En esas situaciones, el trabajo en equipo resulta, más que importante, vital para el cumplimiento de la misión. Aunque se cuenta con expertos en todas las áreas necesarias, el reducido número de integrantes del equipo exige el apoyo mutuo de todos. Nadie puede encerrarse en su parcela, por el contrario, debe siempre apoyar a los demás y esperar ser apoyado. Como se puede ver, es un entorno muy exigente para ejercer el liderazgo, con recursos humanos y materiales limitados, con una misión demandante y en la mayoría de las ocasiones separado del resto de los mandos de la unidad. Una verda- que (Guadalajara). Durante el despliegue el personal salía frecuentemente al pueblo en sus ratos libres en busca de esparcimiento. Las relaciones con los habitantes se hicieron tan intensas, que en una visita al campamento de su alcaldesa, trajo bajo el brazo algo muy afectivo: un bando en el que al personal del GRUCOA se les nombraban “Hijos adoptivos de la Villa”. EN TERRENOS EQUIVOCADOS Fue a principios de los años 90 durante la ejecución del primer Ejercicio “Tormenta” con tiro real en Las Bardenas. El GRUCOA iba a ser la agencia encargada de controlar todos los tráficos aéreos participantes en el Ejercicio, dando autorizaciones de entradas y salidas a la zona donde se iba a realizar el tiro. Para ello el lugar elegido a fin de ubicar el radar fue el asentamiento de “La Muela” en Zaragoza. Previamente al despliegue unas semanas antes, la Unidad envió un equipo evaluador de asentamientos para ver “in situ” el estado del lugar y recabar los correspondientes permisos. Este equipo se dirigió al Ayuntamiento de La Muela a fin de informar de las intenciones y preguntar a la vez por los propietarios de los terrenos interesados; tras desplegar un plano del lugar, el funcionario les indicó que tales terrenos pertenecían al mismo Ayuntamiento por lo que no había ningún problema con la autorización de despliegue . Pasadas unas semanas el convoy llegó al lugar establecido, unos terrenos situados en una elevación próxima al pueblo, comenzando el despliegue de sus equipos de mando, control y comunicaciones. Llegado el primer día de operación, la actividad aérea comenzó a surgir muy temprano. Al ejercicio asistió el ministro de Defensa, así como un gran número de autoridades civiles y militares que presenciaban la evolución de las aeronaves. Cercano al mediodía, en plena actividad aérea, se personaron en la entrada del campamento una pareja de individuos los cuales a juzgar por las caras que traían no venían con buenas intenciones; uno de los cuales además, aseguraba ser el dueño de aquellos terrenos. La guardia de seguridad avisó de inmediato al jefe de Operaciones y a al jefe de Logística a fin de que se personaran y descifrar aquella controversia. Una vez se personaron y puesto en contactos con los mismos pasaron a explicarles que el uso de aquellos terrenos había sido autorizados por su propietario, es decir, por el Ayuntamiento de La Muela; a lo que el supuesto propietario exclamó con voz agria: “los terrenos pertenecientes al Ayuntamiento son esos de ahí, donde ustedes tienen las tiendas de campaña y los vehículos; pero desde aquí hasta allá (indicando una supuesta línea imaginaria) es decir dónde ustedes tienen esa antena que da vueltas, son mis terrenos y no me han pedido permiso”. Las caras de los responsables de la Unidad eran de perplejidad, pues algo había fallado en la información y de ser verdad aquello, el radar tendría que ser parado, desmontado y cambiado de lugar, además estando en pleno ejercicio y con las consecuencias correspondientes. En el destacamento se encontraba el jefe de la Unidad, en aquel entonces coronel Cillero, al cual le informaron de la situación que se había originado y la cual tenía malas pintas. El coronel, hombre de una exquisita educación y saber estar, se acercó a saludar a estas dos personas a los cuales amablemente invitó a pasar y a que explicara la situación en un sitio más cómodo; dicho sitio no iba a ser otro que la tienda de campaña “comedor” donde a la vez se encontraba la cocina y una pequeña barra de bar. Una vez en la tienda se sentaron en una mesa comenzando la conversación, pero no sin antes solicitar les acercaran unas bebidas para mitigar el calor. Durante la conversación, mientras se intentaba hacer ver al propietario de la importancia del aquel ejercicio, y para acompañar las bebidas, el Coronel pidió que trajeran algo de picar, apareciendo de inmediato un plato de jamón,.. y tras éste, pausadamente le sucedieron otros tantos como queso, caña de lomo, paella, etc… seguidas de otras tantas bebidas que poco a poco hizo que la opinión de los dos visitantes fuera cambiando pasando desde sus reivindicaciones “territoriales” a contar sus historias vividas durante el servicio militar. Cuando el momento fue oportuno, se les invitó a visitar los medios técnicos y logísticos desplegados en el campamento; en dónde pudieron ver el interior del shelter radar en plena actividad operativa. Tan felices y contentos salieron del campamento que no dudaron antes de despedirse, en manifestar que el GRUCOA podía disponer de todo el tiempo que necesitase y por supuesto, si querían volver algún otro día, no habría ningún problema en autorizar el despliegue. De esta forma tan genuina, con el uso de armas tan originales como jamón , queso y caña de lomo, así como aplicando técnicas de conocimiento del enemigo no recogidas en el famoso libro de Sun Tzu titulado “El Arte de la Guerra”, se ganó una 506 REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Junio 2016 dossier Cabo Beatriz Barrera Diana ARS-D ARS-D, un centro de operaciones aéreas desplegable


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