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MEMORIAL DE CABALLERIA 79

Orgánica y Materiales 72 MATERIALES • Una muy buena capacidad para la observación que le permita la adquisición de la misma tanto de día como de noche y en cualquier situación táctica. • Una potencia de combate adecuada para llevar a cabo tanto reconocimientos por el fue-go como para poder hacer frente a las diversas amenazas a las que se pueda tener que enfrentar (principalmente fuerzas de reconocimiento y seguridad enemigas dotadas de medios de combate similares). Por la experiencia obtenida en operaciones recientes en las que han participado unidades de reconocimiento de caballería españolas (Irak, Bosnia, Líbano, etc.), ha quedado fielmente contrasta-da la necesidad de disponer de una capacidad de observación próxima que facilite la seguridad y protección cercana del VEC (a través de los tripulantes de torre y del explorador de «popa») en todo el perímetro del mismo, tanto en situación estática como en movimiento (fundamentalmente en acciones de reconocimiento en zonas urbanas y contra emboscadas). A diferencia de los vehículos de combate para infantería, que están concebidos básicamente para transportar, con la protección adecuada, a un pelotón de infantes hasta su zona de empleo y apoyar con las armas de a bordo sus acciones desembarcadas, los de caballería han de estar dise-ñados para poder cumplir, en su caso, sus misiones de reconocimiento y combate desde las citadas plataformas. Los primeros no requieren tanta capacidad de observación ni necesitan mayor potencia de fuego que la que les permita hacer fuegos de supresión y neutralización para favorecer la acción de la unidad desembarcada. Si se examinan las prestaciones que ofrecen las diferentes empresas respecto a sus torres tripu-ladas (OTO Melara con su torre HITFIST 25/30 mm –fotografía 1– o Rheinmetall con su torre LAN-CE –fotografía 2–) o no tripuladas (Rafael con sus torres Samson Mark I y II), podemos observar que las diferencias en cuanto a armamento, dirección de tiro, optrónica y capacidad de protección, son mínimas y se centran más en la capacidad de observación. En concreto, una torre tripulada propor-ciona a su tripulación una mayor capacidad de observación exterior sin obstáculos que sin duda le aporta un conocimiento más exacto de la situación y le ofrece una mayor facilidad para interactuar con el entorno. Por el contrario, las torres no tripuladas no disponen de la misma capacidad para una observación exterior e inmediata del vehículo, que en ciertos momentos puede ser muy necesaria para la supervivencia del mismo. Este tipo de torres no ocupan tanto espacio en la plataforma como lo hacen las torres tripuladas, aspecto muy importante para las unidades de infantería que deben llevar un pelotón de fusileros embarcado pero que no lo es tanto para las de caballería, cuyo número de exploradores difícilmente va a ser mayor de 4 o 5. Los actuales programas para la adquisición de nuevos vehículos de reconocimiento de caballe-ría en países de nuestro entorno contemplan dotarlos, en la mayor parte de los casos, de una torre Torre HITFIST 25/30 mm de OTO Melara.


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