EL BANDOLERO Y LA VIRGEN - José Ramón Núñez Yáñez teniente coronel de Caballería

MEMORIAL DE CABALLERIA 79

82 Historia HISTORIA EL BANDOLERO Y LA VIRGEN José Ramón Núñez Yáñez teniente coronel de Caballería En la vida del bandolero malagueño Cristóbal Ruiz Bermúdez, «el Zamarrilla», se entremezclan la historia, la leyenda, el mito y la tradición, pero no se sabe hasta qué punto un aspecto influye en el otro. Corría el año 1788 y en el camino de Antequera se construyó una ermita en honor de la Santí-sima Virgen de la Amargura Zamarrilla, muy cercana al barrio de la Trinidad, situado extramuros de Málaga. Nacido en 1809, Cristóbal Ruiz, apodado «el Zamarra» o «Za-marrita », era un bandolero conocido como «Zamarra, el terror de la sierra», que capitaneaba una cuadrilla de salteadores por toda la provincia de Málaga, con delitos de sangre, robo y secuestros a sus espaldas. Y es aquí donde la leyenda se entremezcla con la realidad. La primera nos dice que Cristóbal Ruiz para unos, Juan Zamarrilla para otros, era un famoso bandido nacido en Igualeja, en la malagueña Serranía de Ronda. El apodo de «el Zamarrilla» le venía por una cruz, «la cruz de Zamarrilla», que hubo en la salida de Málaga por el camino de Antequera, donde posteriormente se construyó la er-mita del mismo nombre. Así llamaban los habitantes del barrio de la Trinidad a una zona alejada y despoblada, donde crecía una planta aromática denominada como tal, de tallo leñoso y flores blancas. Unos dicen que el bandido se dedicaba a robar a los ricos para darles lo robado a los pobres, que era un hombre humanitario y me-nos sanguinario de lo que se afirma. Otros, en cambio, afirman que lo donado era para comprar el silencio de las gentes sencillas, a quie-nes tenía amedrentadas y de quienes se valía para aprovisionarse. Sea como fuere, el bandolero, en un momento de su azarosa vida, perseguido por la justicia y único superviviente de la ban-da, se acerca a Málaga a visitar a su novia. Enterada la guardia civil de su presencia, trata de darle caza. Aquel, acosado y cer-cado por la Benemérita, trata de huir y se refugia en la ermita de la Virgen Dolorosa Trinitaria. Ya dentro del recinto busca desesperadamente dónde ocultarse, mira fijamente la imagen de la Virgen y le pide fervorosamente que le ayude. Acto seguido no se le ocurre otra cosa que ocultarse bajo del manto de esta. Los guardias entran en la ermita, y después de buscar minucio-samente por todos los rincones de esta, no hallan al bandido y se marchan del lugar sin comprender cómo habría podido escaparse. El bandolero sale de su escondite convencido de que la Vir-gen le había salvado la vida, y queriendo agradecerle su ayuda saca de su zurrón una rosa blanca que le había dado su prometida y la clava con su puñal en el pecho de la imagen. El bandido, atónito, observa cómo de la rosa comienza a salir sangre y el color blanco de la misma se torna inmediatamente en un rojo luminoso. Busto en madera de olivo del ban-dolero Cristóbal Ruiz «el Zamarra». Autor: Ricardo Dávila Santos. Imagen del bandolero «Zamarrilla» y de María Santísima de la Amargura.


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