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RAA 869 DICIEMBRE

CAOC Al Udeid (US Air Force photo by Tech. sargent Joshua Strang) LA CIMENTACIÓN DE LA COALICIÓN GLOBAL CONTRA EL DÁESH El escenario que se encontró el ISIL/ Dáesh para tomar posesión del territorio y proclamar la sharía fue perfecto. Dos países sumidos en conflictos permanentes que desembocan en guerra en todas sus acepciones, debilidad institucional, indefinición de la comunidad institucional respecto a las revueltas árabes y, sobre todo, unos pueblos acostumbrados a las guerras. Después de más de tres años desde que el Dáesh empezara a tener notoriedad mediática en su afán por lograr el control del territorio y autoproclamar finalmente el Estado Islámico, parece que la campaña militar de la Coalición en Siria e Irak, y la que lleva a cabo Rusia independientemente, va teniendo sus frutos. Aunque siguen obteniendo financiación, reclutamiento y cobertura mediática por la violencia empleada en sus acciones, lo cierto es que cada vez controla menos territorio. El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ya expresó su preocupación3 por el avance en el verano de 2014 de los grupos terroristas Dáesh y el Frente Al Nusra tanto en Siria como en Irak, por cuanto habían constituido ya una seria amenaza para la paz y estabilidad de la región, amenazando la integridad y soberanía de dichos estados con devastadoras consecuencias para la población civil, dando lugar también a migraciones masivas desbordando a los países vecinos. El objetivo del Dáesh era el establecimiento del califato, creando estructuras que permitan la gobernabilidad de la región. Por tanto, no estamos ante un grupo terrorista que solo dispone de campos de entrenamiento, sino ante una organización que se expandió por los territorios donde no existe autoridad o esta es muy débil, ejerciendo la violencia para garantizar apoyos y crear miedo y reclutando tanto en zona como en países occidentales por medio de las redes sociales. La respuesta internacional se materializó con la constitución de una fuerza conjunta/combinada liderada por los Estados Unidos, en un principio compuesta por diez países y actualmente con 70 miembros4, de los cuales solo unos pocos han contribuido a la campaña aérea tanto en Siria como en Irak. En un principio, la OTAN no fue miembro de la misma sino que su participación era en apoyo directo a la Coalición. Para dar forma a los objetivos de la Coalición, en octubre de 2014 se constituyó la operación Inherent Resolve (OIR), en el marco de la Combined Joint Task Force, con las siguientes líneas de acción5: – Esfuerzo militar y apoyo a los aliados en la zona. – Impedir el flujo de combatientes extranjeros. – Frenar la financiación terrorista. – Actuar contra la emergencia humanitaria. – Exponer la amenaza que representa el Dáesh. La fuerza combinada de la operación (CJTF–OIR) tiene una composición que permite que los actores regionales y locales tomen el protagonismo de estabilizar la región, adiestrando tanto a las fuerzas de seguridad iraquíes (Iraqi Security Forces, ISF) como formando parte activa de la campaña aérea sobre Siria e Irak. Para ello se ha empleado principalmente el poder aéreo, compuesto por medios de la Coalición desplegados por todo Oriente Medio, con la estructura de mando y control que ofrece en el Mando Central de Fuerzas Aéreas de Estados Unidos (US Air Forces Central Command, AFCENT)6, con la misión del empleo de los medios aéreos para estabilizar la región y cumplir con los objetivos de la zona de responsabilidad del US CENTCOM. Para ello se estableció el Mando Componente Aéreo (CFACC) y un Centro de Operaciones Aéreas Combinadas (CAOC) en la base de Al Udeid, Catar, desde donde proporcionar mando y control a los aviones de la Coalición en Siria e Irak, apoyando a su vez las fuerzas iraquíes y kurdas en las operaciones. Actualmente, el Dáesh se encuentra, aunque no derrotado, sí hostigado seriamente por los kurdos en el norte de Siria e Irak, por la Coalición en ambos países y en Siria, además, por las fuerzas del Al Assad y Rusia. Los ataques aéreos en su fase I y II han supuesto un desgaste considerable al Dáesh, reduciendo significativamente su liberad de movimiento y su mando y control. Y en todo este entramado de países y miembros ¿cómo se podía articular la disposición de la OTAN, como organización, a prestar apoyo, pero sin formar parte de la Coalición? ¿Cómo se materializaría ese apoyo? ¿Qué implicaciones tenía el no ser miembro de la Coalición? APOYO DIRECTO CONTRA EL DÁESH A finales del mes de octubre de 2016, los ministros de Defensa de la OTAN se reunieron para discutir cómo avanzar en las decisiones que se tomaron en la Cumbre de Varsovia. Tres meses más tarde de aquella cumbre, se podía concluir y transmitir un mensaje claro de que se estaba en el buen camino. Se trataba de implementar las decisiones que 986 REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Diciembre 2017


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