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108 la primera expedición mejor, pero insiste en que venga completa. b) Heinkel 111: Insiste que venga en tres expediciones. Cada ex-pedición se compone del personal y material que irá a una de las escuadrillas. La razón de solo pedir (anexo 2) 6 observadores, 6 radios y 6 mecánicos para 9 aparatos es porque hay 3 españoles de ca-da especialidad ya en la Cóndor. c) Personal de tierra para caza: Pide que venga por equipo de escuadrilla com-pleta, es decir, una parte del citado (son 3 es-cuadrillas). Cuando el mínimo citado es menos de 3 insiste en que venga uno de cada especialidad con la primera expedición. d) Los Do.17: Pide que vengan a Tudela cuanto antes, y todos a la vez, el personal siguiente: pilotos, observadores, mecánicos, radios, armeros, electricistas, especia-listas de motores, jefes de mecánicos y tropa para 9 Dornier. El oficial de enlace puede dar la cantidad de ma-terial y el número de cada especialidad reglamen-taria. Los 9 Dornier serían entregados después de ser completamente revisados. Quedaría como personal consultivo la plantilla ale-mana siguiente: 1 Oficial, 1 jefe de mecánicos, 2 pilotos, 2 radios, 2 armeros, 3 mecánicos, 2 electricistas y un espe-cialista de motores. En cuanto el personal español conozca bien el ma-terial alemán, propone el general que una Escua-drilla de 9 Do.17 haga servicio con el Grupo Do.17 alemán algún tiempo por si tienen alguna pega en su empleo. e) Caza: Me dijo el general que no tenía previsto que personal volante español viniera agregado al grupo de Caza. Pidió que toda gestión para adquirir aviones de caza para nuestra aviación se hiciera por vía diplo-mática45. El Gobierno de Burgos no podía confirmar a los socios italianos que los alemanes se iban a marchar del conflicto español, así que, como hemos apuntado, fue de nuevo la lógica de la guerra la que puso en su sitio a los germano-ita-lianos: los reveses de la campaña de Levante, donde la resistencia republicana había sido más tenaz, retrasó (junto a la decisión adoptada en Berlín) la puesta en marcha de la repatriación, a lo que se unió, dos meses más tarde, la ofen-siva del Ebro. Muy cauto, Franco felicitó el 17 de julio a los alemanes por la actuación de la aviación alemana46, contin-gente bélico que, a partir de agosto de 1938, iba a necesitar, más que nunca (junto al CTV y la Aviazione Legionaria), para frenar la sorprendente reacción republicana en el Ebro47. Por último, a título anecdótico, queremos señalar que las posibles consecuencias de una intervención alemana en Checoslovaquia y la probable repatriación de la LC se llega-ron a percibir más allá del alto mando germanoitaliano como prueba el testimonio del célebre as y piloto de caza alemán Adolf Galland: Mussolini visitando Berlín. Al Duce no debió agradarle la incertidumbre a la que Burgos y Berlín le sometieron en la primavera-verano de 1938 Los Cr 32 (como estos del Gamba di Ferro). Colección de Carlos Lázaro Ávila «…Al esbozar planes para una posible operación de tropas aerotransportadas sobre Checoslovaquia, se reconoció a Berlín la importancia que en semejante empresa tendría la aviación de ataque; y se recorda-ron, por lo tanto, los numerosos informes que sobre


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