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observar una enorme semejanza con este en la sección frontal, excepto en lo que parece la integración de un IRST. No obstante, durante el desarrollo, que fue públicamente relevado en el DAPA (Defence Acquisition Programme Administration) de Corea del Sur, dado el creciente coste de desarrollo implícito en un avión de quinta generación y pese a la adhesión de Indonesia al Programa en 2012 mediante un memorándum de entendimiento (MOU) y el soporte de Lockheed Martin (pero no el trasvase tecnológico que podría suponerse, dada una negativa estadounidense, lógica por otra parte en este campo), hubo de rebajar las premisas y los requisitos hacia los de un avión de la llamada 4.5++, portando armamento externo desde un principio y fijando como objetivo lograr una sección transversal similar a la de un Eurofighter, eso sí, dotándole desde el mismo diseño de provisiones capaces de mejorar este punto en el futuro. F-35 durante el TLP 2019-2. (Imagen cedida al EA por Roberto Yáñez) Además de las cuestiones presupuestarias, cuatro son los puntos principales que han retrasado el desarrollo del programa, todas ellas ligadas al know how necesario: el radar AESA, el sistema IRST, un sistema de puntería electro-óptico basado en un pod (previsiblemente por la facilidad de integración y falta de espacio físico) y el sistema de guerra electrónica. En la actualidad, solo el radar, adjudicado a LIG NEX 1 y que se estima consista en aproximadamente 1000 módulos de transmisión/recepción y del que se han realizado varias pruebas en un demostrador de 400 módulos, es el que presenta el desarrollo más avanzado. Es también LIG NEX 1 el contratista encargado de desarrollar el sistema de guerra electrónico, basado en el pod ALQ-200. El armamento se estima será una mezcla entre europeo (IRIS-T, Meteor) y americano (AMRAAM), incluyendo una amplia gama de misiones aire-suelo, contando con munición guiada y no guiada. Finalmente, la planta de empuje consistirá en sendos reactores General Electric F414-GE-400 de 22 000 libras de empuje, no estando dotado de características de baja observabilidad. En el mes de septiembre de 2019, el ministro de Defensa coreano pidió un incremento en el presupuesto de defensa, no solo con el objetivo de afrontar los sobrecostes del programa, sino de completar el resto de adquisiciones planificadas, entrando en la fase CDR (Critical Design Review) a mediados de octubre. Se estima que el primer lote (Block I) no disponga ni de bahía interna de armamento (que sí incorporarán los siguientes) ni de capacidades completas aire-suelo. Aunque el programa por tanto continúa avanzando, en la actualidad está en riesgo, dado que Indonesia, único inversor hasta el momento, quiere renegociar las cláusulas del contrato, incluyendo en las mismas el suministro de aviones de transporte CN235 en lugar de fondos económicos e incrementar el trasvase tecnológico por parte de Corea del Sur respecto del originalmente pactado. n REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Diciembre 2019 963


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