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1321 aclarándose el champú de la cabeza: —¿Pero, qué haces? le espeta el cuartelero. —Pues ducharme, le responde muy sorprendido 1321. —¡Sal de aquí echando leches que nos van a empurar a tí y a mí! ¿o no te has enterado de lo que significa el toque de silencio? 1321 no volvió a salir de la camareta después del toque de silencio en las 86 noches restantes que pasó en aquella escuadrilla cumpliendo la fase de formación de la XXIX promoción del Servicio de Formación de Cuadros de Mando del Ejército del Aire (SEFOCUMA). Se cumplen en este año dos décadas de aquel momento, de la penúltima generación que decidió realizar su servicio militar en esta modalidad en nuestro país. El servicio tomó forma en la Ley Orgánica 13/1991 de 20 de diciembre del Servicio Militar como heredero de las Milicias Universitarias y del IMEC. Era una forma de cumplir con nuestra obligación con el servicio militar aportando lo que se había aprendido en la universidad. Cada año se ofertaban dos tandas en fechas diferentes para cumplir con el proceso de formación. En aquel año el primer contingente, mucho En la escalera de la escuadrilla, listos para ir a clase con la maleta llena de incertidumbre y curiosidad. Desde Cataluña hasta Sevilla, pasando por Galicia, Canarias, Albacete o León, casi toda la geografía ibérica estaba representada entre «Era una forma de cumplir con nuestra obligación con el servicio militar aportando lo que se había aprendido en la universidad» más numeroso, estuvo en Armilla del 1 de septiembre al 26 de noviembre mientras que los segundos estuvieron de 13 de diciembre de 1999 al 11 de marzo de 2000. LA FASE PREVIA ¿Qué motivó a un grupo de estudiantes universitarios a unirse durante unos meses de su vida al mundo castrense? Alfonso Aznar, licenciado en ciencias físicas de Valencia, argumenta: «Antes de buscar trabajo debía hacer el servicio militar, pero quería hacerlo de forma que pudiera aprovechar la experiencia de un trabajo en el ejército, especialmente el del Aire, que me parecía y me sigue pareciendo muy interesante», afirma. Taoufik Hossain, farmacéutico de Ceuta, no duda en afirmar rotundo que «quería ser alférez del Aire y servir a mi patria». El BOE número 28 de 2 de febrero de 1999 publicó la oferta de plazas para aquella penúltima promoción, la XXIX. Había hueco para toda clase de perfiles, desde topógrafos hasta informáticos pasando por psicólogos y economistas. El servicio consistía en una etapa de formación de tres meses en Granada y otra de seis meses en una unidad del Ejército del Aire desempeñando tareas acordes con la carrera universitaria cursada. Todo el proceso, tanto el previo como el de la fase de formación, se regía por criterios de concurso oposición y la no consecución de los mínimos era causa de baja. Las pruebas psicotécnicas tuvieron lugar en el Grupo de Automóviles de Getafe y las físicas en el colegio menor Nuestra Señora de Loreto, en Madrid. «Salvo algún apurillo en las pruebas físicas, creo que fueron relativamente sencillas» afirma Emilio Sánchez Cófreces, periodista de Salamanca. De la misma idea es Manuel Tárraga, ingeniero en telecomunicaciones de Murcia: «Lo más difícil fueron las pruebas físicas, pero había muy buen ambiente y hasta compañerismo entre nosotros. Las pasé raspado, pero fueron bien», afirma. LA LLEGADA A ARMILLA Los futuros alféreces fueron llegando de todas las partes de España El SEFOCUMA fue el heredero directo de las famosas Milicias Universitarias y del IMEC, modalidades todas ellas para prestar el servicio militar en España hasta que dejó de estar en vigor. Su objetivo era aprovechar los conocimientos adquiridos por los estudiantes universitarios para que los aplicaran en diferentes destinos y unidades de los tres ejércitos como oficiales, previa instrucción y formación militar correspondiente. Al igual que ocurría con los reclutas, la duración del servicio era (en los últimos años) de nueve meses, aunque con tres meses de formación en vez de una. Al concluir el tiempo activo pasaban a la reserva durante tres años. El 9 de marzo de 2001 se aprobó en consejo de ministros la suspensión (que no supresión) del servicio militar desde el 31 de diciembre de ese año. REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Diciembre 2019 971


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