cultura Además, conocer el periodo histórico le allanó la localización de piezas y la colaboración de sus prestatarios. Del Barrio ha reunido unos 200 fon-dos de quince instituciones y cinco co-lecciones particulares. COLABORADORES La exposición exhibe piezas de la Bi-blioteca Nacional, el Congreso, la Di-putación de Toledo y los museos de Historia de Madrid, Lázaro Galdiano y Nacional de Arte de Cataluña; del Cuartel General del Ejército, la Inspec-ción General y el Servicio Geo-gráfico, el Instituto de Historia y Cultura Militar, y su Biblioteca Central, así como los museos de la Academia de Infantería y del fuerte Almeyda de Tenerife. También participan el Museo de Aeronáutica y Astronáutica, y el Naval de Madrid. El comisario ha reunido las piezas imaginadas, aunque a ve-ces ha sido complicado por las características de los fondos, como el Sans Cabot (Prim, en Castillejos), de gran tamaño. Si acaso, le ha faltado algo de espacio, porque O’Donnell y la Guerra de África aúnan «una his-toria Bronce del general O’Donnell, de Piquer y Duar, fundido en la Fábrica de Armas de Trubia. Fotografías de Pedro de Alarcón, ya reportero de guerra en la contienda. rica y compleja», un relato que el comisario ha recreado para que pueda interesar a todo tipo de públicos. Del Barrio ha elegido un discurso cronológico, con la vida del futuro du-que de Tetuán como hilo conductor. A su tiempo, se inserta el conflicto africa-no; y todo se completa con cartelas ex-plicativas y detalles técnicos, también dirigidos a personas más especializadas. Sobre los fondos, el comisario subra-ya que todas las colecciones del museo están representadas. De la de Bellas Ar-tes, hay obras de Benlliure y Fortuny; las armas tienen una historia tras de sí y se asocian a uno de los personajes de la exposición, hay miniaturas, fotografías, condecoraciones, uniformidad... Todo, enriquecido con las aportacio-nes de los colaboradores. En este sen-tido, Del Barrio indica que será difícil volver a ver juntas las pinturas reunidas. LAS PIEZAS, PROTAGONISTAS El recorrido realza sus cuadros y demás fondos. Estos últimos, «en vitrinas muy simples para que lo importante sean ellos». El primer ejemplo está ya al ini-cio, en el busto de O’Donnell que recibe al visitante. «Capta a la perfección su carácter serio y reservado», es uno de los tres bronces de Piquer y Duar del museo y parte de la colección de escultura romántica fundida en la Fábrica de Armas de Tru-bia, explica el comisario. Leopoldo O’Donnell nació en Tenerife, en una familia muy tradicional y ligada a la milicia. Con 10 años estaba alistado. Pidió el ingreso, con sueldo, su padre, comandante militar de la isla. Solicitud al rey que se ha recuperado para la exposición a partir del original, muy dañado. En las filas del Ejército de Isabel II (izquierda), O’Donnell ya sobresalió como líder militar en la I Guerra Carlista. 60 Revista Española de Defensa Diciembre 2019
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