ENTREVISTA
y, ante la falta de alimento, tuvo que comer
palas de chumbera, ratas y otras cosas,
porque se morían de hambre. Junto a
ello, no estaba preparado para ver morir
a cientos de soldados.
Su abuelo decía que el Rif no era su sitio…
Sí, le pasó como a muchos españoles que
se fueron a Marruecos. A pesar de ello,
llegó a sargento y llevaba una vida cómoda
dentro de la rutina del Rif. Pero en el
momento que se produce la sublevación
de las cabilas (junio-julio de 1921), le pilla
la vorágine. Él empezó a enviar cartas al
Peñón de Alhucemas con información en
clave sobre las fuerzas rifeñas, pero las
interceptaron y le dieron una paliza con
cuerdas mojadas. En ese momento, se da
cuenta que aquel no es su lugar.
Han pasado 100 años desde entonces.
¿Por qué el personal militar actual debería
leer este libro?
Lo narrado es una página de la Historia
que hay que conocer, con acciones que
fueron heroicas, como por ejemplo la del
Regimiento “Alcántara”, y otras que no lo
fueron tanto. Además, entre la población
siempre genera diversos debates la Guerra
del Rif y nunca viene mal conocer lo
ocurrido.
¿Qué dedicatoria le pondría a un militar
en este libro?
Yo no soy militar, pero, cuando hice la
mili, en los cuarteles había una frase de
Calderón de la Barca que me gustaba: La
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