CONOCER A...
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parar porque no reaccionaba. «En el momento
que me atendió el médico, pensé
que no volvería a practicar el judo». Sin
embargo, consiguió recuperarse y continuar
con la práctica deportiva.
En 2017, tras haber participado en misiones
internacionales como las de Bosnia-
Herzegovina y Kosovo, pasó a la reserva
deportistas aprendían a hacer llaves e inmovilizaciones,
hasta que un día le invitaron
a participar.
«Mi madre no quería que lo hiciese, por lo
que las primeras clases me las pagué con
mis ahorros, hasta que accedió a apuntarme
». Desde ese momento, el judo ha
sido parte de su vida, pero también decidió
probar suerte con el taekwondo y,
a pesar de ser subcampeón de Aragón,
lo abandonó porque no le resultaba tan
atractivo. También realizó jiu jitsu —arte
marcial japonés—, pero tras ser dejó por falta de tiempo. El Ejército y el judo
son dos de mis pasiones
ʼʼ 2º dan lo
en la vida
En su trayectoria como deportista hay dos
medallas que le hacen especial ilusión.
Una es la plata conseguida en los campeonatos
universitarios —comenzó Derecho,
pero no lo finalizó—: «Iba a probar suerte,
pero me satisface haber llegado hasta
la final». La otra es la obtenida en 1997,
año en el que se clasificó, por primera vez,
para los Campeonatos Interejércitos.
Aunque el judo le ha dado grandes momentos,
también recuerda con sabor
amargo una lesión cervical durante una
competición de Toledo, donde al entrar al
tatami se resbaló y el contrincante intentó
inmovilizarle, pero el árbitro tuvo que