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de Ingenieros entre el viernes 17 y el domingo 19 de agosto de 1906, de acuerdo con un programa que contemplaba tres puntos: 1º comprobar la presión mínima del hidrógeno necesaria para obtener la autorrigidez de la envolvente; 2º examinar la forma adoptada por las aristas y las puntas del globo; y 3º estudiar la suspensión y comportamiento del dirigible como globo cautivo. Como podemos comprobar, Torres Quevedo confiaba ciegamente en Kindelán, en el que delegaba la responsabilidad de ultimar el dirigible. Sin embargo, la pérdida de presión por un desgarro en las telas hizo fracasar la prueba. Para Kindelán15 “esta contingencia era muy lamentable” por varias razones. La principal es que, además de los tres números del programa “me proponía un 4º al que concedía gran importancia, que era vencer la incredulidad de Vives y Rojas16, metérselo por los ojos, y aunque se dan cuenta de la causa, el hecho es que el mal efecto de notar la falta de rigidez del globo la primera vez que lo ven es inevitable y en esta parte el resultado del ensayo ha sido no nulo, sino contraproducente. Yo lo siento mucho pues tenía grandes esperanzas en traerlos a creer en el sistema, cosa que nos es muy conveniente”. Mientras tanto, el 6 de septiembre de 1906, la multitud reunida en Bilbao en torno al Rey Alfonso XIII, varios miembros del Gobierno, de las Reales Academias, de las Corporaciones locales y provinciales, de las Universidades, etc. había sido testigo de la más exitosa de todas las exhibiciones públicas realizadas hasta la fecha con el telekino. En este ambiente de apoteosis nacional, desde la revista Ateneo Segismundo Moret, Gumersindo de Azcárate, José Echegaray, Amós Salvador, José Marvá, etc. pedían al Gobierno y a las Cortes la creación de un segundo Laboratorio para Torres Quevedo, ahora de Mecánica Aplicada, “para el desarrollo de las iniciativas del ilustre ingeniero español”. Esta nueva institución se crearía al año siguiente, por Real Orden de 22 de febrero de 1907. En Guadalajara, reparada la envuelta, el 18 de septiembre de 1906 realizaba Kindelán nuevas pruebas de inflado del globo y organizaba las tareas de construcción de la barquilla entre los obreros del Centro, antes de marchar nuevamente a París para participar en la Copa Gordon Bennett, viaje que aprovecharía para reclamar el material pendiente a Levavasseur y Voisin. ILUSIONES Y PROBLEMAS EN TORNO AL “TORRES QUEVEDO Nº 1” En cualquier caso, al terminar el mes de septiembre de 1906, mientras D. Leonardo descansaba en el Valle de Iguña y Kindelán competía en París, los obreros del Centro de Ensayos de Aeronáutica seguían trabajando en la barquilla del dirigible en el gran cobertizo de tela construido por Kindelán siguiendo las instrucciones y tareas que les había dejado éste. Pero una realidad sí podía constatarse en esos momentos: la práctica totalidad de la Aeronáutica española de la época se encontraba ubicada en el Parque de Aerostación de Guadalajara. Durante los meses siguientes Kindelán iría completando y acoplando al globo los elementos que permitirían hablar ya de un dirigible: barquilla, motores, cables de suspensión, timón de estabilización, etc., hasta terminar la primavera de 31 Pruebas del “Torres Quevedo nº 1” en Guadalajara durante el verano de 1907. Al fondo el cobertizo de tela para resguardar el dirigible.


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