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MANUAL DE SOPORTE VITAL AVANZADO EN COMBATE

de extremidades del combatiente presenta la característica de ser abiertas con le-siones óseas complejas y afectación de la totalidad de los tejidos blandos como la piel, músculos, vasos y nervios siendo por tanto un escenario predecible cuando nos enfrentamos a la situación de evaluar y tratar un politraumatizado de guerra. La clasificación universalmente aceptada para las fracturas abiertas es la pro-puesta por Gustilo en 1990. Dicha clasificación nos permite hacer una valoración 561 de la lesión con interés pronóstico y de tratamiento. Tipo de fractura Mecanismo Morfología Herida Lesión de partes blandas Tipo I Limpia, baja energía Transversal u oblicua corta <1 cm Mínima Tipo II Contaminación moderada Conminución mode-rada > 1 cm Sin lesión extensa de partes blandas Tipo III Traumatismos por alta energía Gran conminución e inestabilidad de los fragmentos No valorable Lesión extensa de mús-culo, piel y estructuras neurovasculares Tipo III A Alta energía. Lesiones por aplasta-miento Fracturas conminutas y segmentarias No valorable Cobertura de partes blandas adecuada Tipo III B Contaminación masiva Despegamiento perióstico No valorable Requiere técnicas de reconstrucción secundaria para su cobertura Tipo III C Cualquiera Indeterminada No valorable Cualquier fractura abierta con lesión vascular asociada que requiera reparación Clasificación de las fracturas abiertas de Gustilo Su manejo prehospitalario al igual que en las fracturas cerradas se basará en la evaluación primaria que diagnostique y trate lesiones que potencialmente suponen un riesgo vital. Tras realizar las maniobras de resucitación que fueran precisas se realizará la evaluación secundaria con descripción de la lesión y sus posibles consecuencias vasculares o neurológicas sobre la extremidad. Todo ello para realizar las inmovilizaciones adecuadas y el traslado al centro hospitalario oportuno donde se realizará el diagnóstico radiológico y la estabilización tempo-ral o definitiva de las lesiones sin olvidar la reevaluación continua de la situación vascular y neurológica del miembro durante el traslado. Específicamente en el manejo de las fracturas abiertas se debe añadir el lavado de la herida con suero salino o hipertónico y cubrirlas con apósitos estériles o vendas para evitar el contacto del hueso con el exterior y prevenir la aparición de la infección. El uso de antibióticos de forma escalonada según la gravedad de la lesión ha demostrado la reducción de un 59% del riesgo de infección con las pautas actuales.


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