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Puestos de dirección del ejercicio al ejercicio para monitorizar su posición con todos los parámetros que les caracterizan. Por su parte, el JSPOC aporta la información del catálogo de objetos que pueden afectar pasivamente al movimiento orbital de los activos declarados en el punto anterior. Es decir, tenemos basura y satélites orbitando. También declaran su capacidad para operar los satélites registrados en el catálogo de objetos, manteniéndolos en sus órbitas o dando instrucciones desde sus centros de mantenimiento, y control de posición para efectuar maniobras que eviten impactos con otros objetos o sufrir el impacto de terceros. El aspecto más relevante que sigue es declarar los sensores que permiten no perder de vista la situación de estos activos en el espacio y los centros de control desde los que poder efectuar los análisis de conjunción que permitan determinar el grado de riesgo que gira entorno a una amenaza determinada. Y este es, desde luego, uno de los focos centrales del experimento. De un lado, la cantidad y calidad de la red de sensores que permita cubrir la mayor parte de la orbita posible de un objeto como para determinar el nivel real de riesgo que una amenaza identificada o inesperada, pero detectada por otros sensores, afecta a la correcta operación de nuestros satélites o si debemos desviar su altitud para salir del rumbo de colisión de la amenaza, etc. De otro lado, la calidad de nuestros operadores, los centros de operación y las herramientas de análisis disponibles para determinar con la mayor precisión posible si la amenaza que se ha detectado está en rumbo de colisión o si, por el contrario, no es necesario alertar a la estación de control de la operadora para desviar el satélite, o si la trayectoria del efecto observado amenaza con reentrar con posibilidad de impacto en la Tierra, o si la colisión entre dos satélites finalmente ocurrirá o la diferencia temporal de su trayectoria por las orbitas en colisión no provocará el accidente, etc. Para este tipo de cálculos también se dispone de herramientas de simulación sincronizada de escenarios espaciales que permitan los cálculos de coincidencia de orbitas, y por ellos, se sepa la probabilidad simulada de que dos satélites simulados tengan una colisión simulada y dejen una huella de basura espacial simulada cuya nube deba ser seguida e introducida como un nuevo foco de polución espacial que agrave, más aún, el ya de por sí congestionado, simuladamente, espacio próximo. Una dimensión desde la que se debe evaluar el experimento es la posibilidad real de disponer de esta capacidad para las tres áreas orbitales más pobladas en las que se «vuelan» los satélites cuyo uso es necesario mantener en operación, a saber: baja (low earth orbit, LEO), media (MEO) o geoestacionaria (GEO). 388 REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Mayo 2018


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