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dossier se había quedado dormida en el sueño de la OTAN, y puede que ya sea hora de despertar. La guerra del Golfo en 1991 fue el primer aviso de que Europa necesitaba mejorar su capacidad de proyección estratégica para conducir y sostener operaciones de envergadura fuera de su territorio que, en el caso del Golfo, no habría sido posible sin el apoyo americano ni la contratación masiva de medios civiles (generalmente los Iliushin IL-76 y los Antonov AN-124) con mayor capacidad de carga que los C-130 y C-160 disponibles en aquella época. Son dos las iniciativas europeas orientadas a amortiguar tamaña deficiencia, y las dos van cogidas de la mano: el EATC y el Programa A-400M. Es importante señalar que, en el área de las operaciones aéreas, el comandante del EATC fue investido con la autoridad de mando, circunstancia muy vinculada con el nivel de ambición que persigue el EATC, que le permite contemplar los medios de la TOA como una entidad única. Si bien es cierto que la modalidad de Control Operativo no es la más amplia, le confiere plenas Cabina del Hercules C-130 del Ala 31 competencias para programar, planear y asignar misiones a los medios transferidos y ejercer el control operativo de las mismas durante su fase de ejecución, siendo este último aspecto la mayor garantía para responder eficientemente a circunstancias sobrevenidas. Un claro ejemplo de este aspecto fue la agilidad y capacidad de reacción del EATC para apoyar el despliegue del Ala 12 al polígono de tiro de Vidsel (Suecia), con motivo del lanzamiento del misil TAURUS y diverso armamento aire-suelo de especial interés. Poco después del Antonov AH-124-100 450 REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Junio 2018


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