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ataque, enumerando una serie de posibles objetivos entre los que no figuraban las Hawai. Al día siguiente, el Departamento de Guerra remite un mensaje a los mandos del Army y de la Fuerza Aérea implicados avisando también de la inminencia de un ataque, añadiendo que Estados Unidos desea que el primer acto hostil sea cometido por Japón, y la Navy manda un mensaje equivalente a sus mandos. Debido quizás a este aviso de ataque inminente, el almirante Halsey abandona las Hawai el día 28 de noviembre con el portaviones Enterprise y su escolta, con el propósito declarado de llevar aviones de refuerzo a Isla Wake (el Lexington también saldría para llevar aviones a Midway, pero lo haría el 5 de diciembre). Estos portaviones eran el objetivo principal que buscaban los japoneses. LAS COMUNICACIONES Y LA SORPRESA DE PEARL HARBOR Los Estados Unidos tenían una extensa red de escucha de comunicaciones radio. En 1922 se condecoraría a Herbert Yardley, un analista que había trabajado con el Departamento de Estado, y que, trabajando con el Servicio de Inteligencia de Señales del Army, había conseguido descifrar las claves diplomáticas japonesas, lo que había representado una gran ventaja para los Estados Unidos durante la Conferencia Naval de Washington de Pearl Harbor el 10 de Noviembre de 1941 1920-21, al permitir conocer anticipadamente las posiciones negociadoras japonesas. La Navy tenía su propia red de escucha, y para acortar el esfuerzo del descifrado, financiaba la violación clandestina del consulado japonés en Nueva York, consiguiendo copiar sus libros de claves navales. Con el fruto de estas actividades, la Navy pudo llevar a cabo el seguimiento de las maniobras de la Marina Imperial de los años 30. Una indiscreción de Yardley a principio de los 30 alertó a los japoneses sobre la rotura de sus cifrados, lo que les animó a desarrollar la Máquina Alfabética 97, cifradora de gran capacidad que funcionaría por primera vez en Tokyo en febrero de 1939 y que, al igual que les ocurrió a los nazis con su cifradora Enigma, les daría una falsa sensación de seguridad. Si los británicos replicaron la Enigma alemana, los estadounidenses replicaron la cifradora japonesa, a la que se denominaba Purple, y se le atribuye a Genevive Grotjan el abrir en septiembre del 40 la clave JN-25 de la Marina Imperial, lo que justificaría lo escrito por el primer ministro de submarinos y depósitos de combustible británico didatos, desde un capitán de la Fuerza Churchill en sus memorias, que los estadounidenses habían penetrado las claves japonesas a finales del 40. En los últimos días de noviembre y primeros de diciembre, en Washington tenían lugar negociaciones entre representantes japoneses y del Departamento de Estado. En un momento en que estas conversaciones entran en un punto muerto (debido a lo que puede considerarse un ultimátum estadounidense a Japón inspirado por un asesor ministerial ¡que resultaría ser agente soviético! que coincide en el tiempo con la salida de la flota de ataque japonesa de su fondeadero secreto en las Kuriles para dirigirse a Pearl Harbor) es cuando desde Washington se cursan los mensajes a Filipinas y Hawai avisando de la inminencia de un ataque. El día 4 de diciembre se intercepta el famoso parte meteorológico de vientos emitido por Radio Tokyo y cuyo significado se conocía desde el día 1: guerra, y guerra en muy pocos días. LA CONEXIÓN CON LA GUERRA EN EUROPA En esta misma fecha del 4 de diciembre se produce otro acontecimiento que va a ligar la guerra en Europa con la que está a punto de estallar en el Pacífico. En la primera página de varios rotativos importantes de los Estados Unidos aparecen publicados con grandes titulares los «Planes de Guerra del Presidente Roosevelt», una filtración para la que se han barajado varios canBase 494 REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Junio 2018


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