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Mora Urda A. A la hora de abordar la participación de oficiales médicos españoles se pueden agrupar dependiendo de lugar en el que lle-varon a cabo su labor: a. Inspección de los campos de prisioneros en Alemania. La comisión que llevó a cabo dicha labor de observación estu-vo formada por un total de 31 oficiales. Los médicos mili-tares que participaron fueron Julio del Castillo y Domper, Servando Barbero Saldaña, José Barreiro de la Iglesia, An-tonio Ferratges Tarrida, José Romero Aguilar, Fernando Pérez García, Enrique Ostalé González y Antonio Vallejo Nájera10. b. Inspección de los campos de prisioneros en Austria y Hun-gría. Comisión llevada a cabo entre marzo de 1917 y enero de 1918 en la que participaron, entre otros, los capitanes mé-dicos Alberto Blanco Rodríguez, Antonio Jiménez Arrieta y Fidel Pagés Miravé10. En lo referente a este último, el Dr. Fidel Pagés, se trata quizá de uno de los olvidos históri-cos más relevantes dentro de las figuras médicas españolas. Velázquez I.12 ha realizado un completo estudio en el que analiza minuciosamente todas las fuentes disponibles para tratar de corregir este abandono de la figura de un ciruja-no que fue un auténtico pionero de la anestesia epidural, o Anestesia Metamérica como el propio comandante mé-dico la bautizó en su artículo de la Revista Española de Cirugía (que él mismo había fundado) publicado en marzo de 192112. Sin embargo, años después, en 1931, el italiano Dogliotti publicó sus experiencias con la anestesia epidu-ral (Anestesia Peridural Segmentaria, en sus palabras). En dicha publicación, el profesor de Cirugía de Modena igno-ró el trabajo anterior de Pagés. El trabajo de Dogliotti fue rápidamente aceptado y reconocido, asumiendo todos los méritos de la paternidad de la técnica epidural, quedando el trabajo de Pagés en el olvido de donde es recuperado ahora por trabajos como el de Velázquez I.12. c. Misión permanente en París. Francia y los frentes ingleses y franceses estuvieron entre los más estables y duraderos de una contienda que se vino a denominar “guerra de trinche-ras” por la importancias y la gran afloración de las mismas. De ahí que dichos frentes fueran los más visitados por los oficiales médicos españoles, destacando, entre otros, el far-macéutico 1º Antonio Moyano Cordón y el capitán médi-co Mariano Gómez Ulla1,13. d. Inspección de los campos de prisiones en otros países como Bulgaria o Turquía. e. Labor sanitaria llevada a cabo en Guinea Ecuatorial. Las tropas alemanas perdieron, frente al ejército francés, el control sobre Camerún y se vieron obligadas a retroceder atravesando la frontera sur, internándose en territorio  de Guinea, baja jurisdicción colonial española. Un total de 17.000 personas (entre civiles y militares) se refugiaron en la colonia española, generando una situación crítica. Las autoridades españolas ordenaron, entre otras medi-das, el envío de tres oficiales médicos y siete practicantes de Sanidad de la Armada que se unieron a los tres médicos ya establecidos en Guinea9. Gracias a las memorias del Dr. Figueras y varios estudios realizados14,15, se puede profun-dizar más en el conocimiento de las labores llevadas a cabo, el volumen de refugiados y las principales enfermedades 268  Sanid. mil. 2018; 74 (4) observadas, los tratamientos realizados y las tareas de eva-cuación y repatriación de estas personas. GUERRA CIVIL ESPAÑOLA (1936-1939) Logística Sanitaria Dentro del organigrama militar, a la hora de la organización y dotación de un ejército, es de vital importancia, casi al mismo nivel que contar con una buena estrategia de campaña, tener pre-vista una buena evacuación y atención a los heridos en combate. La Sanidad Militar española durante la Guerra Civil, por tanto, estuvo formada por una compleja red de centros asistenciales de primer nivel en ambos bandos combatientes, los cuales compar-tían muchos procedimientos, técnicas sanitarias y organización asistencial, solo que, en ocasiones, empleaban una terminología distinta. Debido a esto, vamos a focalizar el estudio en el bando gubernamental o republicano a fin de abordar completamente la cuestión para dicho bando. Una vez establecidos ambos bandos y declarado el estado de guerra, la primera respuesta sanitaria al conflicto estuvo marcada por la falta de experiencia y la improvisación. La So-ciedad de Naciones, en un informe redactado entre diciembre de 1936 y enero de 1937, se refiere a la sanidad de la Espa-ña republicana en los siguientes términos: “Cuando ha esta-llado la sublevación, la República española se ha encontrado bruscamente privada de una parte importante de sus recursos médicos. Ha perdido de una manera casi complete su Servicio de Sanidad Militar (…). Le han quedado aproximadamente 10.000 médicos civiles, los cuales han realizado, en condiciones más difíciles, una obra de reorganización y de adaptación”16. En esta misma línea se postuló el médico José Estellés Salarich sobre los momentos iniciales de la guerra: “Fundaban hospi-tales los partidos políticos, las centrales sindicales y todas las organizaciones en las que había alguien con fantasía, generosi-dad (…). De estas instituciones, unas llegaron a funcionar bien, otras no eran más que el pretexto para que personas generosas y bien intencionadas, pero deficientemente orientadas, se entre-tuvieran dedicando inocentemente sus esfuerzos a los auxilios de guerra. Al cabo de unos días había muchos hospitales (…) demasiados hospitales”17. Figura 1. Mapa de la posición de la red sanitaria disponible para la operación sobre Sigüenza. Fuente: elaboración propia sobre ©GoogleMaps basando en las fuentes documentales.


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