tinuidad de su uso y la resiliencia de los enlaces que lo propician, para garantizar un servicio 24H o, al menos, durante el transcurso de las operaciones militares. Esta circunstancia es especialmente preocupante en el entorno civil por las consecuencias que, para una sociedad hiperconectada, supondría un apagón digital. • Organización: se debe regular el uso del EMS, para que todos los servicios que lo precisen puedan convivir sin interferencias. Para ello hay que actualizar las estructuras de mando en aras de posibilitar una gestión ágil e integral de este recurso compartido. • Integridad: es vital garantizar que la información que transita por estas infraestructuras (voz o datos), lo haga de forma inalterada. La base para ejercer el mando y control (C2), reside en la confianza en los datos que ofrecen los diferentes sensores y demás flujos de datos que conforman la RAP (Recogniced Air Picture, visión situación operativa Aérea)o COP (Common Operational Picture, visión operativa Conjunta). En semejante entorno, la ciberdefensa juega un papel trascendental ya que, al estar gestionados de forma remota, tanto los sistemas de gestión de las infraestructuras de telecomunicaciones, como los de gestión de infraestructuras críticas (luz, agua, gas, etc.), sistemas bancarios y bursátiles, así como los medios de difusión social (periódicos y foros de opinión) están expuestos a la acción de hackers, siendo el blanco preferente de los continuos ataques que se vienen registrando a diario por las agencias de seguridad de todos los países. Igualmente y haciendo uso de las telecomunicaciones, el arma ciber puede potenciar y REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Diciembre 2019 947
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