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la defensa del espacio dossier 213 Sin embargo, España pertenece a dos poderosas organizaciones en Europa que están aumentando rápidamente su responsabilidad genérica en Seguridad Espacial, con el objetivo de desarrollar, además, un conocimiento de la situación en el ámbito espacial. • En cuanto a la OTAN: ¿estamos muy lejos del Sistema Integrado de Defensa Aeroespacial y de misiles de la OTAN? ¿o del establecimiento de un SpOC de la OTAN? • Y ¿qué hay de la implantación de un SpOC de la UE? ¿o una organización tipo Pooling and Sharing que, como el EATC, disponga además de células nacionales capaces de gestionar asuntos de soberanía nacional? Y, por supuesto, un sueño hecho realidad sería la existencia de un Centro Espacial de la ONU, con todas las naciones cumpliendo el derecho internacional, un derecho internacional que necesita ser revisado urgentemente, justo cuando estamos a punto de cumplir el 50.º aniversario del Tratado sobre el Espacio Ultraterrestre global. CONCLUSIÓN Antes de terminar, quisiera citar al general McArthur, con esta afirmación: «La historia del fracaso en la guerra puede resumirse casi en dos palabras: demasiado tarde. Demasiado tarde en comprender el propósito mortal de un enemigo potencial. Demasiado tarde en darse cuenta del peligro mortal. Demasiado tarde en estar preparado». Pensemos en nuestra preparación, nuestra disponibilidad para proporcionar seguridad en el espacio, para garantizar la libertad de acceso de nuestro país a servicios y capacidades espaciales. ¿Es demasiado tarde para darnos cuenta de que la democratización del espacio es un hecho y de que además se está convirtiendo en una amenaza? Como dijo recientemente la ministra de Defensa francesa en un discurso: «Estamos en peligro, nuestras comunicaciones, nuestras operaciones militares y nuestra vida cotidiana corren peligro si no reaccionamos». Yo añadiría, juntos. El espacio es un gran desafío, un bien común que necesita protección, un esfuerzo de cada una de las naciones, pero con una visión compartida y colectiva. Quisiera concluir con unas palabras del documento entorno operativo 2035: «El futuro es desafiante y tenemos que elegir el camino a seguir. El cambio es inevitable: podemos elegir dirigirlo o ser víctimas de él.» Nuestros principales socios y aliados (y Francia es un buen ejemplo reciente) ya han iniciado ese camino sin retorno, y nosotros, juntos, tenemos la responsabilidad y la oportunidad, no de empezar, sino de unirnos a este esfuerzo aeroespacial que es dual, es decir, civil, con la participación de empresas civiles y universidades por igual, y militar, y sin duda, multinacional. Estamos empezando a denominarnos ya fuerza aeroespacial, y estamos valorando, como en Francia, que se nos denomine «Ejército del Aire y del espacio»,... Somos responsables de proporcionar protección en el dominio aeroespacial, transversal a todos. Sabemos que no será un camino fácil y que no será gratuito. Y que, para que ello ocurra, tendremos que dar los pasos correspondientes y obtener un fuerte impulso institucional, al más alto nivel, y con todo lo que esto conlleva a nivel de recursos, para poder llegar, lo antes posible, al mismo nivel de nuestros aliados y crear la cultura y talento espacial necesarios para una fuerza aeroespacial focalizada en su misión, y encargada de alcanzar el dominio de las operaciones aeroespaciales. Esa es nuestra visión. n Las ideas expresadas en este artículo son los del autor y no reflejan la postura oficial del Gobierno de España o del Ministerio de Defensa. revista de aeronáutica y astronáutica / marzo 2020 Satélite Hispasat


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