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REVISTA DE AERONAUTICA Y ASTRONAUTICA 862

Los cosmonautas reciben la confirmación de que han pasado sus exámenes previos a su vuelo espacial. (Foto: NASA) en el dominio de los conocimientos necesarios, ello podría suponer que sea reemplazada en su totalidad por el grupo de reserva. En este sentido, resulta de gran importancia el papel de liderazgo del comandante de la misión, que conoce muy bien a sus compañeros y hará todo lo posible para que todos alcancen el éxito en beneficio del equipo. VUELO A BAIKONUR La vida del candidato a cosmonauta transcurre básicamente en la Ciudad de las Estrellas, pero cuando se acerca el momento del lanzamiento, la atención se traslada al polígono desde el cual despegarán. Declarados listos para su misión, los tres tripulantes que viajarán a bordo de su cápsula Soyuz serán enviados a Baikonur, donde les esperan su nave y su cohete. Sin embargo, y a modo de despedida, aún hay tiempo para que las tripulaciones (la principal y la de reserva) realicen la tradicional visita a la Plaza Roja de Moscú (donde efectúan una ofrenda floral a los cosmonautas fallecidos), se fotografíen ante algún monumento y participen en una ceremonia oficial, la cual incluye atender a la prensa. Un avión les llevará por fin al cosmódromo, donde recibirán los últimos informes sobre sus naves. Es el momento de ver y tocar las máquinas que deberán llevarlos al espacio, y en las que depositarán confiadamente sus vidas. No solo los cosmonautas deben estar listos, también sus vehículos deben haber pasado los correspondientes exámenes, y si se ha producido algún problema, la tripulación debe participar en cualquier decisión que implique un retraso o la revisión de cualquier anomalía técnica que amenace su seguridad. Pero si todo va bien, allí se colocarán los trajes espaciales, asegurando que todo esté a punto, y efectuarán, además, una simulación de la cuenta atrás, a bordo del vehículo, durante la cual reproducirán todos los pasos previos al lanzamiento. Una vez completada satisfactoriamente, los cosmonautas regresarán a la Ciudad de las Estrellas, para practicar procedimientos delicados, como el acoplamiento con la estación orbital. La maniobra es básicamente automática, pero el comandante y los ingenieros de vuelo han de estar permanentemente preparados para responder ante una emergencia y actuar, usando los mandos manuales, si es necesario. Terminado este entrenamiento final, los tres viajeros serán enviados a 160 km de Moscú, donde serán alojados en una especie de chalets durante un par de días, con su familia, para relajarse y hacer un poco de deporte. Atrás quedan muchos meses de esfuerzo y estudio, y es el momento de un pequeño período de asueto para recuperar energías. Concluidas estas breves vacaciones, los cosmonautas serán transportados de nuevo a la Ciudad de las Estrellas, donde serán introducidos en una instalación de aislamiento. El objetivo es evitar que ninguno de ellos se contagie de ninguna enfermedad infecciosa durante el período crítico, si bien pueden recibir la visita de maridos y esposas. El período de incubación de ciertas enfermedades permite llevar a cabo un vuelo espacial corto y no mostrar síntomas hasta el regreso. Pero las misiones de larga duración en la estación orbital garantizan experimentar dichos síntomas en el espacio si se es infectado antes de la partida, lo que sería muy inconveniente, dado que los cosmonautas deben operar al 100 por cien de sus posibilidades todo el tiempo que pasen en órbita. Finalmente, los cosmonautas regresarán a Baikonur a la espera de los últimos días previos al lanzamiento. Serán jornadas de relajación, si ello Tradicional ofrenda floral a los cosmonautas fallecidos, en la Plaza Roja de Moscú. (Foto: NASA/Stephanie Stoll) Los cosmonautas repasan los procedimientos de acoplamiento. (Foto: NASA/Victor Zelentsov) REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Abril 2017 303


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