313 El vigia

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Hace 100 años Nacimiento Mexico 9 abril 1919 Hijo de D. José Ruiz Lavin y D.ª Amparo Hermosilla Aizarbe, en la capital azteca ha nacido un niño que será bautizado con el nombre de Enrique. Nota de El Vigía: A Quiquis, como todos le conocían, a raíz de su desaparición, le describía Ignacio Romero Raizabal en El Pensamiento Navarro, como un chiquillo de mediana estatura, ancho de hombros con el pelo rizoso y rubio. Sus ojos claros transparentaban un alma fuerte y buena. Residiendo en Santander, de padre mexicano, bien pudo alejarse de los horrores de la guerra marchando al extranjero; sin embargo, prefirió pasar hambre y sobresalto cerca de su angustiada gente en el infierno marxista de Cantabria. Al liberarse Santander, con 17 años no lo dudó un instante en el vigía Cronología de la Aviación Militar implicarse, enrolándose en el Tercio de Navarra donde, con cierto orgullo decía: – Suele haber «hule» del duro con frecuencia. Y en Teruel, concretamente en la Muela, con más de quince grados bajo cero, vive uno de los capítulos más intensos de la confrontación, siendo su Tercio recompensado con la Medalla Militar colectiva. Quizás presagiando su futuro, escribe a su madre: «En Aviación –dice– nuestros pilotos son los amos del aire. Todos los días veo combates aéreos y siempre triunfan los nuestros. Todos los días cae algún aparato del enemigo, bien sea por los antiaéreos o por nuestros cazas. Ayer vi caer a tres de ellos en llamas y los pilotos con paracaídas; y así, todos los días». Atendida su instancia, en mayo de 1938 marcha a Sevilla-Tablada para un curso de pilotos y, a los cuatro meses y veinticinco días, consigue las alas y el empleo de alférez provisional de Aviación. Seleccionado para la caza, volando los potentes Romeo 41 y Fiat, de la aragonesa escuela de Gallur, se siente un pingüino, como tan acertadamente refleja el emblema de aquella. Después de 185 vuelos que incluían patrullas, acrobacía, virajes en picado, pasadas, tiro al blanco y combates, con un total de 40 horas, mucho más optimista se creía, ya, una auténtica águila. La alegría de Quiquis es inmensa, cuando de permiso en Santander le notifican que ha sido destinado a la Escuadra de Caza, a los Moratos del 2-G-3, destacado en Escatrón (Zaragoza). Cuatro días después, el 14 de diciembre, se incorporaba a la 1.ª escuadrilla donde, volando el Chirri –como le llaman al Fiat– tras unos Española “Canario” Azaola Miembro del IHCA vuelos de entrenamiento, comienza los de protección a bombarderos en diversos frentes. El nuevo año, cuidando que la caza enemiga no ataque a sus protegidos (nueve Pavos y ocho “Romeo), en tres de los cuatro servicios, llevados a cabo bajo una fortísima reacción antiaérea, combate con Curtis y Ratas, sin poderlos alcanzar con sus armas. Respecto a la aludida bondad de nuestro personaje, por las cartas a su madre, sabemos que una de sus preocupaciones era mandar dinero a casa. «…ya recibirías lo que te giré hace unos días. Este mes te he mandado algo más porque hemos cobrado más. Pero tengo que pagarme el emblema del Grupo, extraordinarios de Navidad en el Grupo, botas altas, pantalón… Así que también me quedo silvando para todo el mes. Pero aquí gastamos muy poco, no importa. A la Nana, yo le escribí y te vuelvo a repetir a ti lo que le dije a ella, que si necesita dinero para comprarse algo, tu me lo dirás, que yo veré el modo de mandárselo». Y respecto a la lucha, contaba: «El pasado día 2, nos encontramos doce Fiat con dieciocho ratas y veintitantos Curtis, que ya estaban en el frente. Trabamos combate y los echamos. Nos metimos combatiendo lo menos 20 kms en campo rojo. Al final estuvimos de “chulos” cinco Fiat solos por el frente. Así da gusto. En este combate estuvo también Jaime Yllera; a él se le estropearon las máquinas y no pudo hacer nada. Yo ametrallé a dos ratas pero no les di. Al principio es muy difícil hacer blanco, pues hacer la “corrección” es cuestión de mucha práctica» El día 12 de enero –escribía Ignacio Romero en el citado diario– como un regalo de Reyes un poco retrasado, recibió la madre de Quiquis un oficio del jefe de la Escuadra de Caza García Morato, que dirigido al alférez Don Enrique Ruiz Hermosilla textualmente decía: «El Excmo Sr General Jefe del Aire, en teletipo fecha 2 del actual me dice lo siguiente: Por bravura en combate de hoy envío mi felicitación a escuadrillas ejecutantes. A la que uno la mía efusiva, que pongo en su conocimiento para su satisfacción como interesado. Dios guarde a España y a Vd muchos años. Escatrón 3 de enero de 1939». Los ojos maternales al leer el oficio laudatorio destinado a su hijo, se cuajaron de lágrimas de cariño, de orgullo, de emoción… Aún lloraba la madre de alegría, cuando sonó el teléfono: el gobernador militar de Santander estaba dando la noticia de la muerte de Quiquis en acto de servicio. El 12, los jefes de las escuadrillas 1.ª y 3.ª, capitanes Vázquez Sagastizabal y Guerrero, reciben orden de incorporarse al sur, saliendo de Escatrón, para Salamanca y Posadas (Córdoba); con ellos marchan los tenientes Ibarreche, Cesteros y el alférez Ruiz Hermosilla. Al despegar de Salamanca, el Fiat (3-81) de este último, choca con edificaciones, sobreviene un incendio y sin que pueda prestársele auxilio, perece en el. Al año siguiente, perenne el recuerdo de Quiquis, su madre, doña Amparo, recibía del jefe Escuadra de Caza, comandante Ángel Salas, un pequeño recuerdo enmarcado. «Es –le explicaba– una copia fotográfica del trofeo de guerra que siempre nos acompañó; representa el trozo de plano de un aparato enemigo, en el que con natural orgullo, se iban anotando los aviones rojos derribados y donde con verdadera unción de recuerdo y homenaje, se inscribía el nombre de nuestros gloriosos caídos. Dicho trofeo ha sido testigo de nuestras alegrías y tristezas que culminaron en el día 1 de abril, con el final victorioso de nuestras armas; y ya que a nosotros nos acompañó en la guerra, nada más natural que en la paz acompañe en los hogares de nuestros caídos, el recuerdo de los seres que supieron dar a la patria un soldado y un héroe. Solo me resta pedirle, que junto al recuerdo de su hijo, tengan presente el invicto nombre que encabeza la gloriosa estela de nuestros caídos. Fue siempre el primero, condujo siempre nuestras alas a la victoria, y su ejemplo vivirá para siempre en nosotros». REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Abril 2019 313


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