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156 Revista del Instituto Español de Estudios Estratégicos Núm. 1 / 2013 pequeñas cantidades de hachís traficadas por Jamal Ahmidan, uno de los autores de los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid16. En todos los casos, estas participaciones en el negocio de la droga requieren, asimismo, una forma complementaria de convergencia: la colaboración con traficantes profesionales, cuestión ésta de la que nos ocuparemos más adelante. 2. Otros tráficos ilícitos. Según algunas informaciones, a principios de la década pasada Al Qaeda pudo haber recurrido al mercado negro de oro y de piedras preciosas para conseguir fondos, ocultar parte de su dinero, blanquear beneficios de origen ilícito y convertir sus fondos en metálico en objetos que mantuvieran su valor y fueran fácilmente transportables. Aunque el informe de la comisión sobre el 11-S niega haber encontrado evidencias a ese respecto, algunos expertos siguen dando credibilidad a la acusación que atribuye a Al Qaeda su implicación en operaciones de compra y venta de diamantes17. Otro importante producto traficado con apoyo de grupos yihadistas es el tabaco. La implicación de AQMI en el contrabando de cigarrillos es relativamente conocida (volveremos a ello en otro apartado). No obstante, también los yihadistas afganos y pakistaníes parecen estar lucrándose con esa actividad ilegal18. El tráfico de seres humanos ha ocupado, entre otros, al GIA argelino, así como a Yemaa Islamiyya, la más potente estructura terrorista del sudeste asiático que ha mantenido lazos con Al Qaeda, con base principal en Indonesia19. 3. Robos. De nuevo, Yemaa Islamiyya es un ejemplo destacado, entre otros muchos. De hecho, esta organización obtuvo del robo a varios bancos el dinero necesario para sufragar su ataque terrorista más mortal, un atentado múltiple perpetrado el 12 de octubre de 2002 en la isla de Bali. El balance final fue de más de doscientas víctimas mortales20. Los talibán de Pakistán también han participado en varios robos a oficinas bancarias. Por su parte, las redes yihadistas implantadas en España a partir de finales de la década de 1990 han recurrido 16  Audiencia Nacional, Sala de lo Penal, Sección Segunda, Sentencia nº 65/2007. Sección Segunda Sumario número 20/04 del Juzgado Central de Instrucción núm.6.Rollo de Sala núm. 5/05. 17  PICARELLI, John y SHELLEY, Louise. “Organized Crime and Terrorism”, en J. Giraldo and Harold Trinkunas (eds.) Terrorist Financing and State Responses: A Comparative Perspective, Stanford: Stanford University Press, 2007, p. 44; ESCOBAR STEMMAN, Juan José. “Cómo luchar contra Al Qaeda”, Política exterior, vol. 18, nº 99, 2004, pp. 15-22. 18  DOWARD, Jamie. “How cigarrete smuggling fuels Africa´s islamist violence”, The Guardian, 27/1/2013. Disponible en: http://www.guardian.co.uk/world/2013/jan/27/cigarette-smuggling-mokhtar belmokhtar-terrorism. 19  WANNENBURG, Gail. “Links Between Organised Crime and al-Qaeda”, South African Journal of International Affairs, 2003, vol. 10, nº 2, pp. 77-90. 20  International Crisis Group. “Jemaah Islamiyah In South East Asia: Damaged But Still Dangerous,” International Crisis Group Asia Report. 63, 26/8/2003. Disponible en: http://www.seasite.niu.edu


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