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REVISTA IEEE 1

200 Revista del Instituto Español de Estudios Estratégicos Núm. 1 / 2013 para establecer ciertos paralelismos. Pero, sobre todo, busca la respuesta a una serie de preguntas que se refieren a los efectos en el panorama estratégico mundial de esta decadencia. Así, el autor intenta responder a cuestiones tan relevantes como las implicaciones de la transferencia de poder que se está experimentando, de un modo evidente, desde el hemisferio occidental hacia el oriental. Cuáles son los síntomas de la decadencia de los Estados Unidos – que compara con la del Imperio Romano – o las causas por las que, en su criterio, este país ha desaprovechado la oportunidad única que se le presentó tras su victoria en la Guerra Fría. Del mismo modo, analiza cuáles son las principales consecuencias de la pérdida del liderazgo y la supremacía norteamericana en el mundo y, por consiguiente, quién se va a ver especialmente afectado por esta caída. Somete también a discusión la capacidad china para asumir efectivamente el papel de primera potencia mundial y, en relación con este auge chino, cuál es la capacidad de Occidente para equilibrar esta realidad. Uno de los puntos quizás más atractivos del trabajo es cómo, al tratar los síntomas y causas de la decadencia norteamericana, el autor observa que existen numerosas coincidencias entre la situación de la Unión Soviética, en los momentos previos a su caída, y la situación actual de los Estados Unidos. Por tanto, apela a la necesidad de una profunda renovación y transformación de la sociedad y de la política norteamericana, para evitar que se produzca un final similar al que tuvo la URSS. Entonces, como es lógico siempre desde una óptica norteamericana, expone las soluciones a los efectos negativos de los fenómenos descritos, y propone una serie de acciones y medidas que se deberían tomar para evitar la relativa irrelevancia de Occidente en el futuro próximo. Destaca la necesidad de que las potencias decadentes pero aún influyentes, y las emergentes, sean capaces de dar respuestas cooperativas a los grandes retos a los que se enfrenta la humanidad. El objetivo es alcanzar una cierta estabilidad geopolítica, sin cuya presencia nada sería posible y surgiría el caos. En cuanto al relanzamiento del poder occidental, siempre bajo el incuestionable liderazgo estadounidense, Brzezinski apunta la necesidad de un apoyo más importante de Europa, para lo cual es imprescindible un fortalecimiento de la unidad del continente. Esta ha de alcanzarse –en este punto su origen polaco influye fuertemente en su pensamiento – forzosamente, por medio de la definitiva reconciliación de Rusia y Polonia, y con la suma de Rusia y Turquía al proyecto europeo. Como corolario, sus conclusiones giran en torno a dos ideas básicas. La primera de ellas se refiere a la necesidad de fortalecer Europa y renovar Estados Unidos, para formar un nuevo Occidente capaz de competir con China por el predominio mundial; mientras que la segunda reafirma su convencimiento del mantenimiento de Estados Unidos como superpotencia -si bien ya no única-, que ha de desempeñar un papel moderador y equilibrador en Asia, similar al ejercido por Inglaterra en Europa en el siglo XIX. Esa posición será determinante para evitar el aumento de las tensiones ya existentes, y la posibilidad de enfrentamientos armados, al amparo del ascenso de China y de su empuje regional.


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