974 La Evolución de la estrategia nuclear

REVISTA DE AERONAUTICA 829

LAEVOLUCIÓN DE LAESTRATEGIANUCLEAR (1939-2014) Precisamente a principios de 1939, pocos meses antes de iniciarse la Segunda Guerra Mundial con la invasión de Polonia, investigadores del Instituto de Química Kaiser Guillermo de Berlín consiguen llevar a cabo la primera reacción en cadena de fusión nuclear; en su caso, la ruptura de un núcleo de uranio mediante su bombardeo con neutrones y consiguiente liberación de una sorprendente cantidad de energía. Cuando arrancó la contienda, los laboratorios de las principales potencias empezaron a trabajar para desarrollar esta tecnología. En este contexto, un grupo de investigadores liderados por el físico Albert Einstein se dirigieron al presidente estadounidense Franklin Delano Roosevelt para que empleara el poder del átomo para desarrollar un nuevo tipo de arma antes de que Hitler tomara la iniciativa. En julio de 1945, Estados Unidos realizó el primer ensayo atómico en el desierto de Nuevo México. Pocas semanas después, lanzaba sendos artefactos sobre Hiroshima y Nagasaki. La devastación provocada por el arma absoluta convirtió en irrelevante y obsoletos los arsenales existentes y alteró cualquier equilibrio entre los fines del estado y los medios militares que este podía emplear para la guerra. En consecuencia, la bomba nuclear se convirtió en una herramienta política que condicionaría las relaciones internacionales entre 1945 y 1991, puesto que su posesión garantizó la disuasión y evitó un enfrentamiento bélico directo entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Los orígenes de la estrategia nuclear están vinculados con las teorías del poder aéreo desarrolladas durante la etapa de entreguerras e implementadas en la Segunda Guerra Mundial1. Aunque esta contienda demostró que tales proclamas eran exageradas –las campañas de bombardeos sobre Alemania y Japón perturbaron el funcionamiento de ambos países pero no lograron su capitulación– tras observar la devastación causada por las primeras bombas atómicas, los estrategas occidentales concluyeron que estos artefactos eran lo que necesitaba el poder aéreo para conseguir sus aspiraciones. Y al estimar que el arma nuclear era un medio para lograr los fines del bombardeo estratégico, no se desarrolló ninguna doctrina de empleo específica para estos ingenios2. En el plano práctico, entre 1945 y 1949 Estados Unidos gozó del monopolio nuclear y mantuvo su superioridad frente a la Unión Soviética y China en número y calidad de sus bombarderos. Ello le garantizaba la supremacía estratégica en caso de conflicto, por lo que el armamento atómico se integró en los planes de contingencia de Washington. Paradójicamente, la Unión Soviética pareció mostrar una gran indiferencia respecto al potencial de esta nueva arma a pesar de que Moscú había iniciado su programa nuclear cuando descubrió el proyecto atómico norteamericano. Formalmente confiado en el poder de su vasto ejército y el declive del capitalismo, Moscú mantuvo intacta su estrategia convencional para invadir Europa en caso de desatarse una Tercera Guerra Mundial, a la vez que apoyaba los movimientos comunistas alrededor del globo. Cuando en 1949 la Unión Soviética detonó su primera arma atómica, Estados Unidos constató que ne- Guillem Colom Piella Doctor en Seguridad Internacional 974 REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Diciembre 2013


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