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REVISTA DE AERONAUTICA 829

Desde hace décadas se han perfeccionado métodos de enriquecimiento del uranio menos eficaces pero asequibles a países islámicos con ayuda occidental: el de las ultracentrifugadoras lo que debe ser transportada en su conjunto dificultando la entrada en el país en donde intenten efectuar el acto terrorista. Además hay otro problema básico: la dosis de radiación que produce un gramo de plutonio es equivalente a la producida por una tonelada de uranio. Aunque quizás ésto no sería decisivo para los terroristas islámicos, ya que decenas de ellos escogerían inmolarse manejando el plutonio en vez de morir explosionandose sus cinturones o mochilas con explosivos convencionales. Los detonadores empleados tipo Krytron son muy especiales y sólo los fabrican las naciones nucleares. En junio de 1984, tres pakistaníes fueron sorprendidos robando 50 detonadores Krytron en una instalación de los Estados Unidos, dos se escaparon y al tercero le condenaron a la pena simbólica de tres meses, en vez de la cadena perpetua que se aplica en estos casos. Ello fue debido al acuerdo entre los Presidentes Reagan y Zia a cambio de que éste último colaborase en la guerra de Afganistán contra la URSS. Entre 1980 y 1985, 810 detonadores Kryton fueron “exportados” clandestinamente a Israel. El responsable fue condenado en ausencia, ya que antes del juicio “huyó” a Israel. Por otro lado, las lentes de explosivo convencional están formadas por explosivos de baja y muy alta velocidad de detonación y son difíciles de fabricar. Se ha escrito abundantemente sobre el posible robo de una bomba atómica de un país nuclear, especialmente durante el desmoronamiento de la URSS. Sin embargo aunque durante esta época sus dificultades económicas y el desorden fueron alarmantes, parece ser que se tuvo un control adecuado del arsenal nuclear. Durante años, la URSS fue fabricando bombas atómicas de la fracción del kilotón, transportables en maletas de reducido tamaño. El general soviético Alexander Lebed, denunció, sin aportar ninguna prueba, que 134 de estas bombas habían podido ir a parar a bandas terroristas; sin embargo, el Ministerio de Defensa ruso declaró que su arsenal estaba intacto. El verdadero peligro radica en que por motivos económicos y principalmente religiosos, científicos y técnicos que intervienen en la fabricación de armas nucleares, principalmente en países musulmanes, como Pakistán y, si no se evita en un futuro próximo, en Irán, puedan ir sustrayendo componentes que permitan a los terroristas islámicos montar una bomba atómica. Robar un arma nuclear tiene el inconveniente de que les sería muy difícil hacerla detonar, ya que disponen de un sistema de control de 5 dígitos en las bombas antiguas y de 12 dígitos en las actuales, cuyo manejo incorrecto la destruiría. Efectos de la explosión nuclear En la explosión de una bomba atómica rudimentaria se produciría una energía que, como máximo, sería del orden del kilotón. Inicialmente se emitiría la radiación inicial de partículas a (núcleos de helio), b (electrones), g y neutrones que producirían una dosis letal en un radio de unos 350 metros. Después se emitiría la onda térmica que produciría quemaduras de segundo grado en un radio de unos 700 metros y, por último, una onda de choque que destruiría irreparablemente los edificios situados en un radio de unos 650 metros. En el caso de que la explosión se produjese en una ciudad con gran densidad de edificios de hormigón armado, los radios anteriores se reducirían considerablemente. Posteriormente se produciría la lluvia radiactiva en la dirección del viento local que incrementaría el número de víctimas que no estuviesen en refugios adecuados. Al cabo de dos semanas se podría transitar por la zona afectada y al cabo de unos tres meses se podrían ocupar los edificios no afectados por la explosión. Si se lleva a cabo una descontaminación eficaz, estos tiempos se reducirían adecuadamente. CONCLUSIONES • La probabilidad de que los terroristas islámicos hagan explosionar una bomba sucia es elevada, pero el daño biológico que produce puede hacerse que sea reducido. Sin embargo, la probabilidad de que hagan explosionar una bomba atómica rudimentaria es muy pequeña, aunque el daño biológico que produciría sería considerable. • Las autoridades deben disponer de equipos de emergencia y descontaminación radiactiva que actúen lo antes posible. • Deben instalarse detectores de radiación en puertos, aeropuertos, aduanas, etc para detectar el paso de materiales radiactivos que pudieran emplearse en las bombas sucias o atómicas rudimentarias. • Deben extremarse los desechos radiactivos de los hospitales, industrias, laboratorios, etc. Afortunadamente en España existen varios organismos oficiales encargados de estas actuaciones, pero debido a la nueva posibilidad de un atentado terrorista de carácter nuclear se deben incrementar los medios disponibles. • 1048 REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Diciembre 2013


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