Doctrina, Táctica y Operaciones - CONSIDERACIONES DE UN OFICIAL DE CABALLERÍASOBRE EL ARMA ACORAZADA EN EL EJÉRCITO ESPAÑOL

MEMORIAL DE CABALLERIA 84

Doctrina, Táctica y Operaciones CONSIDERACIONES DE UN OFICIAL DE CABALLERÍA SOBRE EL ARMA ACORAZADA EN EL EJÉRCITO ESPAÑOL Javier Fernández Guillén teniente coronel de Caballería Memorial de Caballería, n.º 84 - Diciembre 2017 55 INTRODUCCIÓN En febrero de 2017 nuestro anterior JEME, el General de Ejército Domínguez Buj, en la última visita que realizó a la Brigada Guadarrama XII, quiso saber cuál era la opinión de los diferentes jefes de unidad tipo batallón/grupo sobre la conveniencia o no de instaurar el Arma Acorazada en el Ejército de Tierra. La pregunta fue concreta y directa: Arma Acorazada ¿sí o no? Mientras me llegaba el turno de contestar al general que había impulsado la última transformación del ejército, trataba de ordenar mis ideas y pensar en las consecuencias de mi respuesta… Mis compañeros de brigada fueron contestando, unos afirmativamente y otros no. Cuando me tocó el turno me di cuenta de que nunca hasta ese momento me había parado a analizar el asunto en profundidad y, sobre todo, no estaba seguro de si el concepto que tendría nuestro JEME sobre esta posible Arma Acorazada sería el mismo que en esos momentos tenía yo. Mi respuesta fue: «sí, pero…» tratando de condicionar en cierta manera mi apoyo a esa idea. El general no quería una adversativa, tan solo un sí o un no. No hubo consenso ni se debatió el asunto y la visita continuó sin más referencias al asunto. A partir de ese momento comencé a pensar sobre las implicaciones que tendría en el Arma de Caballería si se decidiese el establecimiento del Arma Acorazada y cómo podría ser. En este artículo trato de compartir cuáles han sido mis razonamientos desde entonces y a qué conclusiones he llegado. MODELO ACTUAL Este año 2017 supone el tercero de adaptaciones orgánicas para tratar de adecuar nuestro ejército a los nuevos escenarios operativos. La tendencia actual es el empleo de las brigadas como unidades básicas de combate, organizadas de manera que sean capaces de actuar en cualquier tipo de conflicto y en las que se agrupan la mayoría de las capacidades de combate existentes. Una de las principales novedades en nuestro ejército ha sido dotar a todas estas brigadas (las que todavía no lo tenían) de un Grupo de Caballería. En el caso de las brigadas que conformaban las antiguas Fuerzas Pesadas (actual División San Marcial) se ha ido un paso más allá y se han integrado dentro de la estructura orgánica de un Regimiento Acorazado (RAC) un Batallón de Carros (BICC) y un Grupo de Caballería Acorazado (GCAC)1. Este hecho ha sido interpretado por algunos como una oportunidad para analizar la conveniencia o no de impulsar la creación de un Arma Acorazada y las implicaciones que tendría en todos los aspectos. Sobre los regimientos acorazados como posible germen del nuevo arma hay que tener en cuenta que el regimiento es un escalón de encuadramiento administrativo sin cometidos operativos, aunque su coronel jefe mantiene responsabilidades en la instrucción y el adiestramiento y habitualmente se convierte en el jefe de las agrupaciones tácticas que se organizan para su empleo en operaciones. Este hecho podría significar una ventaja de cara al encuadramiento de una organización operativa acorazada. Sin embargo, el jefe de RAC no va a tener margen de maniobra para equilibrar la cobertura de personal entre el BICC y el GCAC, al ser actualmente el personal de cada unidad de diferente especialidad fundamental. Además, si analizamos los cometidos de sus unidades subordinadas (BICC y GCAC) vemos que la preparación de ambas ha de ser diferente ya que sus misiones 1  En el caso del GCAC Villaviciosa, éste se ha creado dependiendo directamente del General Jefe de la Brigada XII en tanto no se produzcan una serie de AAOO en el Regimiento Alcázar de Toledo nº 61.


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