Varios - personajes ilustres del arma de caballería

MEMORIAL DE CABALLERIA 84

Varios personajes ilustres del arma de caballería El mariscal de campo Valentín Ferraz,   Inspector General de Caballería Memorial de Caballería, n.º 84 - Diciembre 2017 81 VALENTÍN FERRAZ Y BARRAU Valentín Ferraz y Barrau nació en Anciles, un pequeño pueblo del municipio de Benasque (Huesca), el 14 de febrero de 1792. Cuando se inició la Guerra de la Independencia, no vaciló en incorporarse como cadete al Regimiento de Dragones del Rey. Con esta unidad haría toda la guerra. Participó en el sitio de Zaragoza, donde fue hecho prisionero por dos veces, situación de la que logró librarse gracias a una repetida evasión. En mayo del segundo año de guerra fue nombrado portaguión y, en octubre del mismo, ascendió a alférez. Con este empleo se distinguió en Morella, Uldecona, Vinaroz y San Carlos de la Rápita y, en atención a sus servicios, fue ascendido a teniente en noviembre de 1811. Finalizada la guerra se trasladó a Madrid con su unidad hasta octubre de 1815, en que solicitó y se le concedió pasar al Ejército del Perú. Se dirigió, entonces, al Puerto de Santa María, donde se encontraba su nuevo regimiento, Rey, con el que partiría hacia América al año siguiente, pero con el empleo de capitán desde enero y al mando de un escuadrón. Salió de Cádiz el 8 de mayo y desembarcó, al cabo de cuatro meses, en Arica (al norte de Chile). A las órdenes del general La Serna realizará la primera fase de la campaña, cuyo objetivo era reconquistar la provincia de Tarija (al sur de Bolivia). Una vez conseguido esto, alcanzaron Jujuy y Salta (norte de Argentina). En esta segunda fase fue ascendido a comandante en reconocimiento a sus méritos entre penalidades espeluznantes, provocadas por el terreno, el clima y los indígenas. Reorganizada su unidad, participó, integrado en la división de Canterac, en una nueva expedición a Tucumán (Argentina) en 1820, campaña por la que fue ascendido a teniente coronel. De regreso a Lima se hizo cargo del mando de Granaderos de la Guardia, unidad que hizo famosa y temida por los independentistas que llegaron a considerarla invencible. Fueron años en que demostró su capacidad organizadora; aprovechando la fertilidad y situación ventajosa del valle de Jauja, supo remontar las unidades, recuperar y construir equipos para jinetes y caballos, organizar la crianza y herraje de estos últimos e instruir a los jinetes nativos. Además de esta extraordinaria labor logística y administrativa, tomando el valle como base de operaciones, actuó contra el enemigo en las proximidades de Lima, Ica, Pisco, Arequipa, La Paz y Oruro, que le valieron los ascensos a coronel y brigadier. Dirigiendo a toda la caballería realista, derrotó de nuevo en Arequipa (1823) a las fuerzas de la República de Colombia, mandadas por Sucre. Por esta batalla le fue concedida la Cruz laureada de San Fernando. En 1824 participó con la división de Valdés en la recuperación de las provincias de Charcas, Tarija, Chichas y Potosí. Pero, atacado Canterac por Bolívar, hubo de replegarse hacia el norte, recorriendo 100 leguas, al mando de la división por ausencia de Valdés; consiguió unirse a Canterac y obligar a retroceder a Bolívar 90 leguas; finalmente, le derrotaron el 3 de diciembre. Con todo, el día 9 del mismo mes se produjo la desastrosa derrota de Ayacucho, en la que Ferraz, al mando de la caballería, no tuvo oportunidad de desplegar y conseguir variar el resultado de la batalla, que puso fin a la soberanía española en el Perú.


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