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REVISTA DE AERONAUTICA Y ASTRONAUTICA 861

capacidad y en gran número, o con todas las capacidades en números reducidos) con distintos cometidos en una misma operación. Lo que parece indiscutible es que, salvo que se espere un conflicto inminente, es difícil que se vaya a dedicar un mayor porcentaje de gasto a esa parte de la seguridad nacional que es la defensa. Tenemos que tenerlo todos presente a la hora de pensar en los medios de que dispondremos en el futuro, buscando soluciones que podamos aplicar con un coste asumible. Esto significa que los números de aeronaves que hoy tenemos, será difícil que se mantengan. Cierto es que cada aeronave que se recibe en mucho más capaz que aquella a la que reemplaza, pero existen unos números mínimos por debajo de los cuales hay misiones que no se pueden llevar a cabo con garantías de éxito. El índice de supervivencia de los heridos en operaciones, ha ido aumentando en los ejércitos occidentales debido al establecimiento de procedimientos de recuperación que aseguren su evacuación a un centro médico en plazos que sólo se pueden garantizar a día de hoy, en la mayoría de los casos, con el empleo de helicópteros. Pero es que además, las estadísticas demuestran que después de cuatro horas o más en tierra, la probabilidad de recuperación con éxito de personal aislado, es de menos del 20%. Esto significa que para garantizar una adecuada capacidad de recuperación, hay que tener aeronaves suficientemente avanzadas en la zona de operaciones como para poder llevar a cabo esas misiones en el tiempo requerido. Puesto que el coste por unidad de las plataformas especializadas va a seguir siendo alto, habrá que pensar qué misiones de las que hoy llevamos a cabo en las fuerzas armadas se pueden cubrir con aeronaves equipadas con los medios estrictamente necesarios para llevar a cabo la misión, por lo que habrá que pensar en sistemas modulares que permitan equipar a la aeronave con los medios necesarios en cada caso. EL EJÉRCITO DEL AIRE De las pocas cosas que se pueden dar por supuesto en este mundo en el futuro cercano, una de ellas, es que el aire, la mar y la tierra, van a seguir ahí. Y esto es importante porque alguien tendrá que ejercer su control. Es decir, seguirá siendo necesario ejercer el control y defensa del espacio aéreo, en paz o en cualquier otra situación. Ese es el principal cometido del Ejército del Aire y cualquier otro sólo tiene razón de ser en cuanto a su contribución al mismo. Y esto es primordial a la hora de establecer prioridades para obtener y mantener las distintas capacidades que necesitamos. Manteniendo esto en mente, está también claro que la capacidad de recuperar tripulaciones o personal aislado en zonas hostiles es una capacidad básica para plantearse las operaciones aéreas en situaciones de crisis o conflicto en nuestras fuerzas aéreas y las de nuestros aliados. Hasta hoy, esta misión ha sido encomendada al Ejército del Aire. La instrucción y experiencia para poder acometer este tipo de operaciones es tan amplia, y exige tantos recursos, que ni siquiera todas las tripulaciones de las unidades de helicópteros del Ejército del Aire están asignadas a las mismas. El empleo del concepto Personnel Recovery (PR) se extiende a todo tipo de recuperación de personal, pero dependiendo del grado de amenaza, será necesario el empleo de tácticas y medios completamente distintos en cada caso. Por supuesto que cualquier helicóptero puede llevar a cabo misiones de PR en un entorno de amenaza antiaérea baja o inexistente. Pero si hay que hacer frente a un sistema medianamente decente de defensa antiaérea, se debe llevar a cabo con medios y tácticas específicos. El CSAR, a estos efectos, se puede considerar la manera de llevar a cabo la misión en caso de amenaza importante para los medios aéreos. Además, y tal y como expuso el representante de la USAF en la Cátedra Kindelán, la misión de CSAR nunca es una misión sólo de helicópteros. Siempre se necesita la participación de otros medios aéreos con capacidades a medida de la amenaza previsible, y la coordinación entre todos los medios aéreos es vital en este tipo de operaciones, entorno que es el día a día en el caso de las unidades de helicópteros del Ejército del Aire. El Ejército del Aire ha adquirido un alto nivel de preparación para este tipo de misiones y hace un gran esfuerzo económico y de personal para mantenerlo, porque entre otras consideraciones, es una garantía de que alguien acudirá en nuestro auxilio si las cosas salen mal por el motivo que sea en el lugar inadecuado. Por descontado que en escenarios de conflicto similares a los que hoy día vemos en las noticias, muchas de las misiones PR se llevarán a cabo con los medios disponibles, sean de la procedencia que sean, en lo que se conoce como rescates de oportunidad, pero existe la necesidad no sólo de mantener, sino de mejorar la capacidad de recuperación en caso de que el grado de amenaza sea alto, porque nunca podemos descartar ese caso. El Ejército del Aire se ha centrado siempre en las misiones que tenía asignadas, y a ello ha enfocado la adquisición de sus aeronaves. La Armada y el Ejército de Tierra han hecho lo propio y, a día de hoy, las aeronaves con las que todos cuentan están enfocadas a la misión encomendada en cada caso. Que cada uno se debe dedicar a lo que conoce y practica es tan evidente que, sólo como ejemplo, 196 REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Marzo 2017 dossier


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