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REVISTA DE AERONAUTICA Y ASTRONAUTICA 861

La misión Kepler de búsqueda de planetas extrasolares, patrocinada por la NASA, ha descubierto casi 4.700 candidatos desde su lanzamiento en febrero de 2009 (2.300 ya confirmados). Durante todo este tiempo, ha estado apuntando hacia un sector particular del espacio, dedicándose a observar con su fotómetro a un gran número de estrellas, esperando así localizar la presencia de planetas a su alrededor, cuando estos pasan por delante de ellas y oscurecen breve y ligeramente su brillo. La técnica, denominada “tránsito”, es equivalente a la pequeña reducción del brillo solar que experimentamos desde nuestra perspectiva cuando Mercurio o Venus pasan frente a él. Para llevar a cabo esta tarea, el observatorio Kepler ha tenido que apuntar de forma muy precisa su telescopio. Lo hizo durante bastante tiempo, hasta que su sistema de apuntamiento empezó a envejecer. Cuando el vehículo se quedó con solo dos de sus cuatro volantes de reacción, utilizados para mantener la orientación, debido al desgaste de sus elementos mecánicos, muchos pensaron que su misión había concluido. Sin embargo, los científicos encontraron una forma de hacerlo funcionar con esa limitación, y en mayo de 2014 se aprobó la prolongación de su trabajo (K2) durante dos años más, si bien observando paulatinamente otras zonas del espacio, y no solo el sector original. Naturalmente, los astrónomos están muy interesados en seguir obteniendo el máximo partido del Kepler, pues estamos en plena carrera en busca de Ilustración de una exotierra. (Foto: NASA/Ames/JPL-Caltech) El observatorio Kepler ya no puede centrarse en una zona concreta del espacio, pero podrá seguir operando durante algún tiempo más, antes de que el TESS entre en servicio. (Foto: NASA Ames/JPL-Caltech/T Pyle) 206 REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Marzo 2017


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