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Editorial Nuevos aviadores en el Ejército del Aire omo ya se ha mencionado en múltiples ocasiones, el verdadero motor del Ejército del Aire es su personal, y este año, C una vez más, el final del verano se ha caracterizado por el ingreso en nuestras Academias, General y Básica, de los futuros oficiales y suboficiales. Los militares de tropa, por su parte, iniciaron la fase de formación general militar a finales de julio. Este ingreso en los centros docentes del EA es el fruto de un largo esfuerzo personal y muestra una de las cualidades que nos destacan: la vocación. Una vocación de ser militares, de vivir una vida de servicio a nuestros conciudadanos, a España desde el Ejército del Aire; una vocación aeronáutica, de ser aviadores, de tomar contacto con el vuelo, con la tecnología, con la tercera dimensión. sta primera aproximación a la vida castrense se caracteriza por la ilusión de comenzar una nueva etapa. Ilusión por el E inicio de una relación con el EA que se mantendrá toda la vida, independientemente de los caminos que finalmente se recorran. Una relación en ambos sentidos, donde la entrega y la disponibilidad han de verse recompensadas por una formación técnica y en valores que guiarán las decisiones tanto profesionales como personales. urante estos meses se incorporarán a nuestras escuelas y academias un total de 1.428 alumnos: 126 oficiales, 302 suboficiales y 1.000 soldados, lo que significa un D incremento del 9% en oficiales, un 8% en suboficiales y un 33% en personal de tropa con respecto al mismo periodo de 2018. El EA espera que este aumento sea el inicio del necesario y esperado cambio de tendencia y empecemos a recuperar el recurso humano tan necesario que se ha ido perdiendo paulatinamente durante la última década. La recuperación de personal es el primer y necesario paso para poder continuar incorporando nuevas capacidades y sistemas de armas, cada vez más complejas que nos demandan un mayor número de personas. or delante les espera un periodo enmarcado en la enseñanza de formación en las academias y escuelas y, si bien los P aviadores nos estamos formando permanentemente, esta fase inicial es esencial para cada uno de ellos, pues supone adquirir el conocimiento militar, técnico y humano necesario para el posterior desempeño de sus funciones como profesionales del EA. Como una gran familia, los que ya formamos parte del EA les damos la bienvenida y al mismo tiempo nos esforzamos en inculcarles nuestros valores y el espíritu de sacrificio, la predisposición y la actitud que la vida del aviador demanda. Sabemos que el camino no es sencillo pero con vocación, valentía y esfuerzo todas las metas son alcanzables. l mes de julio también ha sido testigo de la incorporación a las diferentes unidades de aquellos que, tras finalizar sus E periodos de formación, se presentan en sus destinos para desempeñar con ilusión y profesionalidad las funciones para las que han sido instruidos. Con la reciente llegada de más de 99 oficiales, 288 suboficiales y 450 soldados, el EA recoge el resultado del gran esfuerzo formativo y recibe todo este «nuevo combustible» que permitirá mantener el óptimo funcionamiento de la organización. El EA es consciente de que su principal activo son sus personas y, por ello, durante toda su carrera debemos estar velando por su formación, evolución y perfeccionamiento en las áreas que son prioritarias y profundizando en los aspectos técnicos que cada puesto demanda, asegurándonos de que nuestro sistema de enseñanza de perfeccionamiento llegue a todo nuestro personal para que progrese al ritmo de los avances tecnológicos y organizativos. sta gran familia de aviadores debe continuar progresando y fortaleciéndose, ya que serán los que hereden el actual EA y E tendrán la responsabilidad y el deber de liderar y asegurar el cumplimiento de nuestra misión. REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Septiembre 2019 643


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