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164 opinión guerra informativa china revista de aeronáutica y astronáutica / marzo 2020 las operaciones psicológicas o las actividades de denegación y engaño, subrayar su carácter asimétrico y discutir sobre si esta permitiría triunfar en conflictos sin la necesidad de combatir cuerpo a cuerpo11. Sin embargo, la guerra informativa china es más compleja y amplia. El diccionario terminológico militar del Ejército de Liberación Popular define la guerra informativa como aquellas «…actividades realizadas por los contendientes en el dominio informativo. Incluye la protección de los recursos informativos, el logro de la iniciativa en la producción, transmisión y gestión de la información o la disrupción de la capacidad del adversario para transmitir la información con el objeto de establecer las condiciones necesarias para disuadir, combatir y ganar conflictos»12. Ello requiere la ejecución de una amplia gama de actividades físicas, lógicas y cognitivas en el plano político (librando las llamadas tres guerras: de opinión pública, psicológica y legal)13 y militar (mediante guerra electrónica, guerra en redes o ciberguerra, guerra psicológica, guerra de mando y control y guerra de inteligencia) para lograr la supremacía informativa14. Mientras el planeamiento de las primeras recae en la Comisión Militar Central del Partido Comunista Chino, la ejecución de las segundas es realizada por la Fuerza de Apoyo Estratégico del Ejército de Liberación Popular, encargada de las actividades espaciales, ciberespaciales, electrónicas y psicológicas. Sin embargo, la misma naturaleza, ubicuidad, interconexión, globalidad y variedad de actores que interactúan en el espacio informativo obliga a que estas acciones deban realizarse tanto en tiempo de paz como en periodo de guerra, y tanto contra objetivos militares como civiles15. En consecuencia, los estrategas chinos entienden que actividades como las operaciones psicológicas, la propaganda política, la guerra legal o la penetración en las redes adversarias para detectar vulnerabilidades deben realizarse contra toda la sociedad tanto en tiempo de paz como antes del arranque de las hostilidades. En otras palabras, al difuminar la frontera entre la paz y la guerra mediante el establecimiento –al menos para nuestra concepción– de una amplia zona gris que se solapa con la competición pacífica, China considera legítimo emplear múltiples actividades psicológicas, propagandísticas, electrónicas o cibernéticas que no solo apoyen la consecución de la ventaja informativa en caso de crisis o conflicto, sino también apoyar –utilizando su propio enfoque integral– el desarrollo nacional en todas sus dimensiones16. Para llevar a cabo estos cometidos, la guerra informativa china combina una amplia gama de actividades ofensivas, defensivas y de explotación17 junto con la protección de sus propios recursos informativos (que también supone la protección de su población frente a injerencias externas que puedan degradar la legitimidad del Partido Comunista chino)18 y la disuasión informativa. Enmarcada dentro de la concepción china (weishe) que combina disuasión, persuasión y coerción, esta se vale de la dependencia global de internet para demostrar su ventaja informativa y los potenciales efectos de una potencial escalada. Finalmente, se estima que las operaciones de información chinas en redes sociales son mucho menos sofisticadas y potencialmente disruptivas que las medidas activas digitales rusas19. Centradas en la difusión de narrativas que apoyen


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