Miguel Fernández-Palacios M.
Embajador Representante Permanente de España
en el Consejo Atlántico
De Bruselas 21 a Madrid 22:
Una nueva Alianza
para unos nuevos tiempos
El pasado 14 de junio tuvo lugar en la sede de la Alianza Atlántica en Bruselas
la Cumbre de la OTAN que dio inicio a un profundo proceso de transformación
de la Alianza que culminará en la Cumbre de Madrid del próximo año
TRAS más de año y medio de preparación —el pistoletazo
de salida se dio en la Reunión de Líderes
celebrada en Londres el 4 de diciembre de 2019—,
Bruselas 21 ha significado el primer paso en firme en
la adaptación de nuestra Alianza al nuevo y desafiante
panorama estratégico global. Para ello, el secretario general, el
noruego Jens Stoltenberg, puso sobre la mesa aliada un «Manual
de Instrucciones», que lleva el nombre de «NATO 2030» y que
aspira a edificar una OTAN más política, más fuerte militarmente
y más global. Para ello, el paquete de decisiones OTAN-2030
contempla el refuerzo de las consultas políticas entre los Aliados,
el reforzamiento de nuestra postura de disuasión y defensa,
una mayor atención a los desafíos en materia de resiliencia, el
mantenimiento de la superioridad tecnológica como requisito imprescindible
para garantizar la ventaja estratégica, el apoyo al
orden internacional basado en reglas, una clara apuesta por el
entrenamiento y desarrollo de capacidades de nuestros socios,
una mayor concienciación de las consecuencias del cambio climático
en la seguridad aliada, la necesaria adaptación del Concepto
Estratégico y dotar a la Alianza con los necesarios fondos
para acometer su transformación.
La iniciativa NATO 2030, a la que los jefes de Estado y Gobierno
dieron luz verde el pasado día 14 de junio, no es sino
el resultado de una reflexión sobre qué organización queremos
tener en el futuro y, consecuentemente, sobre cómo hacer frente
a un panorama estratégico sujeto a amenazas de diversa índole.
Amenazas que van desde las más clásicas —Rusia y su renovada
asertividad—, hasta las más actuales —se habló de China—,
pasando, por supuesto, por el siempre presente terrorismo yihadista.
Y todo ello sin olvidar la omnipresencia de las amenazas
cibernéticas, híbridas y las que se derivan de la utilización de las
tecnologías emergentes disruptivas —inteligencia artificial, 5G e
internet de las cosas, Big Data, computación cuántica, sistemas
de armas hipersónicas y nuevas tecnologías de misiles, sistemas
autónomos de armas, espacio o biotecnología—, lo que nos obligará
a reforzar nuestras capacidades militares tradicionales y el
nivel de resiliencia de nuestras sociedades. Y también nos obligará
a hablar más entre nosotros. A hablar políticamente, porque
no olvidemos que la OTAN sigue siendo la gran plataforma de
concertación entre las dos orillas del Atlántico o de lo que se
viene a llamar el occidente político —The Political West—.
Pero la Cumbre también fue extraordinariamente importante
por una presencia y una actitud. La presencia del nuevo presidente
de los Estados Unidos. Y la actitud de diálogo y búsqueda
de consensos con la que se presentó el presidente Biden en la
sede aliada. Tras cuatro años muy complejos derivados de las
tensiones provocadas por la anterior administración estadounidense
en los que Washington llegó, incluso, a manifestar dudas
sobre su compromiso aliado, el presidente Biden reafirmó el compromiso
de EEUU con la Alianza y la renovada apuesta de su Administración
por los principios constituyentes de la organización.
La Alianza nos considera un
Aliado fiable y militarmente
comprometido
12 Revista Española de Defensa Julio/Agosto 2021