>> Pasado, Presente y Futuro
E N E L C E N T E N A R I O D E A N N U A L , General retirado Antonio
Unzurrunzaga Marza
El pasado 22 de mayo estábamos
celebrando el nacimiento de mi última
nieta cuando Marta, la menor de ellas
hasta la semana anterior, me dijo:
-Abuelo, es el centenario de Annual.
Ella sabe muy bien de qué pie cojea su
abuelo. Como esa misma mañana me
había dicho que estaba repasando la
dictadura de Primo de Rivera, deduzco
que en sus apuntes debía figurar alguna
alusión a lo que aquí nos ocupa. El
caso es que me faltó tiempo para que
en medio del jolgorio de la celebración
familiar, mandara un mensaje al chat de
mi promoción de la Academia General
Militar, la XIII, recordándoles lo del
centenario y diciéndoles que de haber
estado allí La Legión, fundada dos
años antes, el agua hubiera llegado a
Igueriben y Annual no hubiera caído.
Si tenéis la paciencia de continuar
leyéndome trataré de explicaros la
razones de mi sentir legionario, que se
inició en un ya también lejano 1958,
cuando a la salida de la Academia, fui
destinado de teniente al 2º Grupo Ligero
Blindado del Tercio 4º, de guarnición en
el subsector sur del Sahara y, a la sazón,
destacado en el Aaiún.
Aunque mi Grupo pertenecía al Tercio
4º, como la actividad de las bandas
rebeldes del ejército de liberación se
llevaba principalmente en el subsector
del norte, fronterizo con Marruecos,
En Aargub , en diciembre de 1959, el Escuadrón de plana mayor del grupo desfilando.
subíamos a reforzar aquel subsector y
cuando la amenaza pasaba volvíamos
al nuestro. Así que tuve la suerte de
moverme por los dos subsectores del
Sahara.
Así que cuando me incorporé al
grupo, después de las vacaciones de
Navidad, lo hice en el Aaiún. Nuestro
acuartelamiento, junto al del Tercio 3º,
había sido antes de la XIII Bandera.
El año anterior dos legionarios de esa
bandera habían ganado las últimas dos
laureadas de San Fernando otorgadas a
las Fuerzas Armadas Españolas, por su
heroico comportamiento en Edchera.
Aquellos años en el Sahara, fueron duros
y para una unidad como la mía, que se
movía de un subsector a otro, lo fue aún
más. En agosto de 1959, al rebajarse la
tensión, marchamos a nuestro subsector,
a El Aargub, frente a Villa Cisneros y, en
marzo de 1961 volvimos otra vez al norte.
De este último desplazamiento recuerdo
que cuando llegamos a las proximidades
del Aaiún, después de varios días de
dura marcha, nos salió al encuentro un
capitán del Estado Mayor con orden
de acuartelarnos en el Meseied, en
las proximidades de El Aaiún, junto
a la Saquia, ya que nuestro antiguo
acuartelamiento estaba ocupado. A los
pocos días nos mandaron a Edchera,
donde construimos Fuerte Chacal,
un referente del trabajo legionario de
aquellos años. Poco después a El Farsía.
En todos estos sitios cuando llegábamos
no había absolutamente nada; a montar
las tiendas cónicas o individuales, e
instalar las cocinas.
Dicen que la Caballería pie a tierra
es una mala Infantería. En cuanto al
armamento me di cuenta de ello cuando
recién llegados, mi escuadrón recibió
orden del general jefe del sector del
Sahara de efectuar un reconocimiento
en la Saquia, en la misma zona donde
el año anterior fue emboscada la XIII
Bandera. Yo mandaba una de las
secciones mixtas de ese escuadrón
y el armamento principal de que
disponíamos eran las ametralladoras
instaladas sobre el techo de la cabina
En V illa Cisneros, el Corpus de 1960. Llevo la bandera del IV Tercio.
La compañía la mandaba el capitán legionario Seren.
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