Fernández Tomás, de Medicina Interna y
profesor de la Escuela Militar de Sanidad,
destacó que su vocación de médico «es
claramente para los ciudadanos»; «quiero
estar —subrayó— donde haga falta echar
una mano». Sergio García Guerrero, egresado
en 2019 como teniente, eligió la Bandera
Ortiz de Zárate, III de Paracaidistas,
para su periodo de tres años en unidades y
actualmente es residente del Gómez Ulla en
la especialidad de medicina intensiva.
El teniente coronel Eduardo Samper, de
la Inspección General de Sanidad de la Defensa,
moderador del segundo panel, afirmó
que «los psicólogos debemos intentar tratar
las emociones del personal al que estamos
tratando, y las de los nuestros, que aunque
están preparados también son personas».
«No vean la psicología militar como un campo
cerrado, sino como la posibilidad de dedicarse
a muchas tareas», dijo el comandante
de la UME Alberto Pastor, que expuso su
actuación en la operación Balmis. La capitán
Blanca Bashore describió el trabajo de los
psicólogos tras la erupción del volcán de La
Palma como la lucha contra «la colada invisible
del dolor», mientras el capitán enfermero
Eloy Conde indicó que «los enfermeros militares
somos punta de lanza en la atención
de las emergencias».
En la organización de las Jornadas colaboraron
varios jóvenes que ya han optado
por la Sanidad Militar. Como Adrián García,
que tras cursar tres años de Medicina
en una universidad civil empezó «de cero»
la carrera en las Fuerzas Armadas, en la
modalidad de ingreso sin titulación previa,
donde ahora está en sexto. «Me atrae lo
militar, pero la vocación de médico también
es muy grande, y en concreto quiero hacer
medicina de familia», indica. El alférez cadete
Ignacio Núñez del Prado, que obtuvo
una plaza de MIR que no era la que quería,
ingresó como médico militar y ha elegido
traumatología, y la alférez cadete Inmaculada
Sedano espera destino como veterinaria
después de tres años en las FAMET.
La opción de futuro de la Sanidad Militar
es ya de presente para el capitán Alejandro
Blasco, responsable del módulo de estériles
en el departamento de producción del
Centro Militar de Farmacia de la Defensa.
«Es un puesto maravilloso —señala—. Soy
muy creativo y me gusta mucho fabricar. Me
apasiona partir de una materia prima para
llegar a un medicamento».
Santiago Fernández del Vado/Elena Tarilonte
Fotos: Hélène Gicquel
>CABALLERO ALFÉREZ CADETE
MARIO BERNABÉ GIMÉNEZ. PSICOLOGÍA
«Siempre quise
ser psicólogo militar»
ENTRÓ por promoción interna, aunque también consiguió
plaza por acceso directo. Entonces ya era psicólogo y,
además, soldado destinado en el Regimiento de Transmisiones
I. «En este tiempo aprendí mucho y progresé como
persona —reconoce— pero nunca dejé de lado la Psicología.
Sabía que tenía que terminar en este punto; no obstante, decidí
formar parte de la tropa y así aprender más. Pero siempre tuve
claro que quería ser psicólogo militar».
En poco más de un mes tendrá que decidir a qué unidad quiere
ir destinado. «No tengo ninguna preferencia. Lo que sí tengo es
muchísima ilusión. Creo que los tres Ejércitos nos ofrecen muchas
posibilidades de trabajo y de seguir aprendiendo», asegura.
Mayo 2022 Revista Española de Defensa 13