NUESTROS LEGIONARIOS
CABO MAYOR FRANCISCO JAVIER DELGADO FERNÁNDEZ
¡ QUÉ ME VAS A CONTAR DE MANIOBRAS?! ¿
¿Qué me vas a decir de maniobras, si hasta le habéis
cambiado el nombre?
Ahora vais en autobuses, disponéis de mejores tiendas
modulares y hasta podéis dormir en literas, baños y duchas
portátiles, etc; el equipo individual, por suerte, también
ha mejorado considerablemente, botas y uniformes para
diferentes climas y escenarios, sacos de dormir para el frío,
coderas, rodilleras y un sin fin de artilugios más propios de la
guerras de las galaxias que de mi época; y no te hablo de mis
tiempos de «legía» donde entre cuatro individuos aportando,
cada uno, un paño, un palo y dos piquetas nos las teníamos
que apañar para montar una tienda donde «sobar».
Las maniobras, entre otras cosas, eran toda una odisea que
preparábamos con bastante antelación a la partida hacia el
lugar donde fuésemos. Para el Tercio 2º, por aquel entonces,
las opciones se reducían a Albacete, Almería o Córdoba.
Entre ejercicios, solíamos realizar salidas al campo de tipo
alfa, tanto en Ceuta como en Cádiz.
En cierta ocasión, dirigiéndonos a Botafuegos (Cádiz), nos
cayó tal cantidad de agua que el Avia, se nos enterró hasta
los ejes en el barro y hubo que sacarlo con tracción «animal»:
un sargento, dos cabos 1º, tres cabos y ocho legionarios, con
el fango hasta la cintura; no podíamos dejarlo allí pues iba
cargado con toda la comida de la semana.
Preparar las maniobras tenía «su tarea»; tener listos los
vehículos, para desplazarnos al puerto en ellos y desde el
puerto de destino, hasta el campo de maniobras; eso cuando
no teníamos que embarcar los vehículos en tren, medio que
también tenía sus propias particularidades; embarcar los
medios en las bateas, anclarlos a las mismas con tacos para
inmovilizar las ruedas, desinflar las ruedas de los camiones
para reducir su altura y así poder pasar por los túneles, etc. ¡Y
que no te pillase una tromba de agua como en cierta ocasión
en la estación de San Roque, demorándose el embarque
varias horas!
Recuerdo que, durante unas maniobras en Almería a finales
de los ochenta o primeros de los noventa, nuestra sección,
haciendo gala del empleo de la táctica y de esa máxima
de la Infantería de reza así, «si el enemigo no te ve, no te
dispara», logramos aproximarnos, aprovechando vaguadas
y barrancos para movernos en desenfilada hasta la misma
línea de asalto sin ser vistos por el enemigo y, una
vez nuestros sacrificados zapadores del RING 7 nos abrieron
paso con pértigas a través de la alambrada, logramos tomar la
posición; pero mira tú por donde quien, desde el observatorio,
estaba evaluando el tema ordenó repetirlo desde la mitad del
despliegue, pues quería ver el movimiento de la sección y sus
pelotones en el avance.
Me consta que hoy día se trabaja mucho y muy bien, haciendo
actividades que en mi época no se hacían, disponiendo de
más medios, de mejor material y en más variados escenarios
de combate, preparándoos día a día con esfuerzo y tesón.
Seguid así legionarios; mantened alto el espíritu y aprovechad
los nuevos medios y enseñanzas aprendidas a lo largo de
los años. Recordad siempre que formáis parte de la mejor
Infantería del mundo. Mas tachadme de viejo romántico y
llamadme abuelo batallitas, pero aquellas maniobras…
II-559 57