La AGM en obras. Foto: familia Blázquez
primeros de agosto de 1927 con todo detalle las
incidencias de su desarrollo: la declaración de urgencia
de las obras; la aprobación el 30 de ese
mismo de los proyectos de preparación del solar,
del abastecimiento de aguas y del alcantarillado,
adjudicadas estas últimas en enero de 1928
y resueltas por medio de dos fosas sépticas que
han perdurado hasta época no muy lejana. En
cuanto a los edifi cios de nueva planta, el Heraldo
logró un notable impacto informativo publicando
el proyecto del cuartel de tropa y el edifi cio
central, obra del teniente coronel Vicente Rodríguez
y el comandante Antonio Parellada, con
imágenes del plano general y el alzado de los
sectores más representativos describiendo, además,
algunas de las dependencias, y añadiendo
que: “Ante todo, se ha pretendido armonizar en
los edifi cios estos tres factores: elegancia, sencillez
y comodidad. Todo se conseguirá, y a tal fi n,
las edifi caciones principales tendrán rasgos de
arquitectura mudéjar, siendo los demás de un estilo
corriente que llene los fi nes perseguidos. Los
materiales empleados preferentemente, serán el
hierro y el ladrillo” (Heraldo de Aragón, 18 diciembre
1927). Días después, el 13 de enero de 1928,
el Diario Ofi cial del Ministerio de la Guerra adjudicaba
las obras al contratista Sebastián Montoto
Llera, de la constructora “Hispano-Africana”, experto
en edifi cios ofi ciales que ya había sido el
adjudicatario de la construcción del Ministerio de
Instrucción Pública en la madrileña calle de Alcalá
en 1924, iniciándose inmediatamente y a buen
ritmo las obras que, en el momento de máxima
actividad, llegaron a reunir a casi mil trabajadores.
El seguimiento informativo alcanzó incluso a lo
académico y a los asuntos de personal. Los planes
de estudio, la plantilla y la primera convocatoria
de ingreso fueron transcritos literalmente en
la prensa7; frecuentes son las entrevistas, anticipándose
a sus nombramientos ofi ciales en enero
de 1928, con el Director, general Franco8, y con el
Jefe de Estudios, coronel Campins, una vez que
quedó descartado el teniente coronel Lon para
este puesto que se le suponía por ser zaragozano,
como pretendía La Voz de Aragón (5 de marzo
de1927). Incluso se reproducen las plantillas de
personal determinadas en el Diario Ofi cial del Ministerio
de la Guerra y, a continuación, en días sucesivos,
se publican los nombres y las fotografías
de muchos de los noventa ofi ciales destinados al
centro como profesores (Heraldo de Aragón, 9
febrero 1927).
Por fi n, la apertura
Aún se recogieron rumores de suspensión de
las obras, de instalación provisional en el cuartel
de Palafox o de comienzo del curso en otras ciudades,
desmentidos cuando en junio de 1928 se
realizaron los exámenes de acceso a la AGM en
los locales del Colegio Joaquín Costa con la colaboración
municipal, y por fi n se entregó el primer
edifi cio, aun inacabado, del cuartel de tropa el
día 1 de octubre, en el que ingresaron 214 cadetes
el 3. Dos días más tarde, el esperado titular
ocupaba, por fi n, las páginas de la prensa zaragozana:
“Hoy se inaugura el curso en la Academia
General Militar”, anunciaba a cinco columnas El
Noticiero. En sus ediciones del día 6 de octubre,
los diarios pormenorizaron con énfasis la jornada
precedente, en la que Primo de Rivera, acompañado
del ministro interino de la Guerra, general
Martínez Anido, cumplió en Zaragoza una apretada
agenda ofi cial cuyo propósito principal era
presidir la apertura del curso en la Academia.
Describen los cronistas un primer acto en la Basílica
del Pilar con el canto de una solemne Salve y
el paso de los nuevos cadetes ante la imagen de
la Virgen para, posteriormente, formar y desfi lar
en la plaza frente al templo mientras, por encar-
Diciembre - 2021 Armas y Cuerpos Nº 148 37