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169 Luis de la Corte Ibáñez ¿Hasta qué punto convergen el terrorismo global y .... ese país han contratado a grupos criminales locales para obtener documentos falsos, así como a redes delictivas establecidas en países cercanos especializadas en operaciones de blanqueo de capitales a través de fundaciones fraudulentas. Transacciones oportunistas. En último lugar, los terroristas cuentan con la posibilidad de aprovechar oportunidades puntuales de colaboración relacionadas con ofertas realizadas por grupos criminales o con algún cambio o suceso inesperado. Como ilustración de lo primero valga el ejemplo de rehenes capturados por varias redes criminales iraquíes y posteriormente vendidos a los yihadistas, sin que hubiera mediado ninguna petición previa por parte de estos últimos. Y respecto al segundo aspecto, conviene recordar las oportunidades de compra de armamento imprevistamente abiertas a raíz de la guerra civil librada en Libia en 2011 y el consiguiente saqueo de varios arsenales de ese país, cuyos depósitos fueron a parar en parte a los insurgentes y terroristas del Sahel. 4.4 Consecuencias de la interacción entre terrorismo y criminalidad organizada en los tres escenarios. Las distintas formas de convergencia entre terrorismo (o actividad insurgente en general) y crimen organizado antes reseñadas han tenido repercusiones negativas a más de un nivel. La coexistencia de ambas amenazas en Af-Pak, en el Irak posterior a Sadam Hussein y en el Sahel Occidental ha castigado seriamente a la población local, deteriorando al extremo las condiciones de seguridad y exponiéndolas al riesgo de atentados, agresiones, secuestros, amenazas y prácticas extorsivas, robos, etc. Además, y como no podía ser de otra manera, la concurrencia de terrorismo y criminalidad organizada en un mismo escenario ha perjudicado a las economías de los países y localidades involucradas, elevando los costes por seguridad de los negocios legales existentes, incrementando los riesgos de inversión y, en líneas más generales, frenando toda opción de crecimiento y desarrollo económico. Más allá de las anteriores repercusiones humanas, sociales y económicas, hay que considerar las de naturaleza política. La convergencia ha agravado las mismas deficiencias institucionales que, desde un principio, estimularon y facilitaron las actividades terroristas, insurgentes y criminales. En primer lugar, los sustanciosos recursos económicos extraídos por los yihadistas y otras facciones insurgentes, gracias a su implicación en negocios y prácticas ilegales, les han permitido intensificar su actividad terrorista, aumentando al mismo tiempo la inestabilidad política reinante. En segundo lugar, el impacto desestabilizador provocado por la actividad terrorista e insurgente contribuye a ahondar los problemas de gobernabilidad e ineficiencia represiva previamente existentes, lo cual retira obstáculos a la labor de las redes y organizaciones delictivas, incrementando así sus oportunidades de enriquecimiento e incentivando su colaboración con los terroristas e insurgentes a fin de preservar la coyuntura de inestabilidad y vacío represivo de la que ambos sacan provecho. Esta dinámica viciosa, que en su día ayudara a prolongar varias de las guerras internas libradas en África durante las últimas décadas, se ha manifestado también en los focos yihadistas analizados en este apartado.


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