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REVISTA DE AERONAUTICA Y ASTRONAUTICA 852

Todo esto, junto con el rápido desarrollo del entorno de las Tecnologías de la Información y de las C o m u n i c a c i o n e s (TIC), está provocando el uso extensivo de los Sistemas d e Información y de Comunicaciones (CIS) en un entorno en el que prácticamente todo está interconectado, siendo accesible desde casi cualquier lugar mediante tecnologías inalámbricas, lo que hace que el control y gestión de las frecuencias se convierta en una labor imprescindible y prioritaria para garantizar de forma eficaz la comunicación de cualquier servicio o uso que se demande. Para para poder entender la importancia de la gestión de las frecuencias, es conveniente aclarar algunos conceptos fundamentales en las comunicaciones, tales como qué son las ondas electromagnéticas, las frecuencias o qué es el espectro radioeléctrico. FRECUENCIAS: BIEN ESCASO Y NECESARIO Las frecuencias1 son, junto a la longitud de onda, la característica principal de las ondas electromagnéticas, las cuales son las encargadas de llevar energía de un lugar del espacio a otro. Las ondas electromagnéticas se propagan por el espacio sin necesidad de una guía artificial, es decir, para transmitirse no requieren de medio físico, como pudiera ser un cable de par trenzado, un coaxial o una fibra óptica. El “espectro electromagnético” es la distribución energética de las ondas electromagnéticas. El espectro se divide en diferentes rangos: rayos gamma, rayos X, radiación ultravioleta (UV), luz visible, radiación infrarroja (IR) y las ondas radioeléctricas. Pero no todas las ondas electromagnéticas son propicias para usarse como medios de transmisión de los servicios de telecomunicación, de forma que sólo las que se encuentran en un determinado rango del espectro serán susceptibles de ser empleadas para la prestación de este tipo de servicios (televisión, telefonía móvil, comunicaciones por radio, radar, radiocontrol, etc.), a este rango se le denomina espectro radioeléctrico2. El espectro radioeléctrico, a su vez se divide en franjas (bandas de frecuencia), las cuales, por las características propias de la porción designada (frecuencia, longitud de onda, ancho de banda disponible, absorción atmosférica, pérdidas por espacio libre, etc.), resultarán más o menos adecuadas para el tipo de comunicación que se quiera ofrecer. Así pues, cuanto más alto es el valor de la frecuencia, de más ancho de banda se dispone y por lo tanto, más cantidad de datos se pueden transmitir; sin embargo, las frecuencias altas tienen mayores pérdidas que hacen que la distancia de cobertura sea menor, por lo que, en el caso de necesitar cubrir grandes áreas, sería necesario el uso de repetidores. En cambio, las frecuencias bajas permiten cubrir largas distancias de cobertura, aunque al disponer de menos ancho de banda la cantidad de datos a transmitir es muy limitada, además las señales son mucho más sensibles al ruido y a las condiciones meteorológicas. Así pues podemos decir que, por ejemplo, las bandas más propicias para el uso de radioenlaces son en las que menos pérdidas atmosféricas se produzcan y por lo tanto mayor distancia permita cubrir, haciendo siempre balance con las bandas adecuadas para la cantidad de datos que queramos transmitir por el radioenlace. Debido a la diversidad de servicios de telecomunicaciones que en nuestros días pueden prestarse por medio del espectro radioeléctrico (radiodifusión sonora y televisión, seguridad, defensa, emergencias, transporte e investigación científica, aplicaciones industriales y domésticas, etc.), se podría decir REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Abril 2016 317


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