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30 años del EF-18 La entrada en servicio de este avión de combate de 4ª generación en el Ejército del Aire supuso un enorme impacto en la forma de entender el empleo de la Fuerza desde el aire, a todos los niveles. Permitió dar un salto cualitativo en nuestro bagaje tecnológico, lastrado por la utilización de material aéreo procedente de los antiguos programas de ayuda americana, y logró conseguir que estuviéramos a la altura de las demás fuerzas aéreas de países occidentales. Una muestra inequívoca de su gran valía es que, tras 30 años de su llegada a la Base Aérea de Zaragoza, sigue estando en el punto álgido de su estado de operatividad. Además de este cambio trascendental en la calidad de los medios aéreos, su arribada posibilitó un proceso de apertura internacional de España, en lo que a una intervención del Poder Aéreo se refiere. Su empleo en las operaciones Deny Flight, Deliberate Force y Allied Force durante la guerra en los Balcanes, significó “estar” en el sentido amplio de la palabra. Asimismo, permitió participar en operaciones aliadas en el exterior lideradas por organizaciones supranacionales que tenían como objetivo mantener la estabilidad global. En un escenario en el que empezaban a diluirse las fronteras donde se hallaba el enemigo, debido fundamentalmente al proceso de globalización, el carácter expedicionario y la eficacia que proporcionó el EF-18 fueron una pieza clave para contrarrestar la amenaza presente en aquel entonces. Gracias al incremento de nuestras capacidades aéreas, se dotó al Estado de un instrumento novedoso capaz de aumentar el nivel de compromiso político al contar con unidades listas e idóneas para intervenir en cualquier parte del mundo. El disponer de un sistema de armas apto para proyectar la acción militar fuera de nuestras fronteras contribuyó decisivamente al cambio de mentalidad de la sociedad española con respecto a su Ejército del Aire; un punto de inflexión en la opinión popular que supuso pasar de un modelo tradicional de defensa de la integridad territorial a conformar un instrumento político al servicio de la Nación, presto a “imponer” la paz en Bosnia-Herzegovina en una misión de la OTAN. Los ciudadanos percibieron que con la participación de sus Fuerzas Armadas en operaciones exteriores, se jugaba un papel útil en la resolución de conflictos en el entorno internacional, aumentando de ese modo su percepción de una “conciencia de defensa”. El nuevo avión de combate permitía traducir la voluntad política en acciones conducentes a asegurar la estabilidad, o al menos proveerse de un cierto grado de disuasión. Sin duda, las personas que integraron el grupo creador del Programa FACA fueron los artífices de ese salto cualitativo. Supieron elegir la mejor opción de avión de combate para el Ejército del Aire, comparando con afán los diferentes modelos que existían en el mercado. Además, consiguieron negociar unos acuerdos de contraprestaciones industriales que han sido tomados como ejemplo por otros países en condiciones similares. El librarse de las restricciones relacionadas con la utilización de armamento, a diferencia de los anteriores sistemas de armas operados por el EA, nos proporcionó autonomía en el empleo del Poder Aéreo. Gracias a aquellos y al grupo de personas que les han sucedido en el reto de adquirir un avión multirole que asegure la defensa de nuestros intereses, ha sido posible dotarse de cinco escuadrones operativos, más uno dedicado a la instrucción, equipados con este material. En cuanto al futuro del nuevo avión que sustituya al EF- 18, el EA ya está siguiendo un proceso riguroso para la evaluación del Futuro Sistema de Combate Aéreo o FCAS, basado en un “sistema de sistemas” que integrará aviones de caza tripulados y RPAS de combate. No se trata de cambiar una plataforma por otra, sino de apoyarse en lo que ofrecen las nuevas tecnologías para producir los efectos deseados. Treinta años más tarde, el EA se encuentra en otro momento histórico. Una nueva etapa a afrontar con una gran cantidad de capacidades aéreas por sustituir y en un contexto económico de inversión en Defensa no muy favorable. Todos los sistemas de armas, incluso los más sobresalientes y polivalentes, tienen una fecha de caducidad y al EF-18 le va llegando su hora. Es evidente que el escenario estratégico en materia de Seguridad y Defensa de finales de los años 70 no es el mismo que el de hoy en día, pero hay que volver a plantearse el relevo de este avión de combate para dotar al Ejército del Aire de una superioridad aérea con capacidad de ataque a superficie que perdure en el futuro. • F. Javier García Arnaiz Jefe de Estado Mayor del Ejército del Aire


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