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REVISTA DE AERONAUTICA Y ASTRONAUTICA 846

informático, de la Administración o de empresas privadas. La creación del Mando Conjunto de Ciberdefensa (MCCD) demuestra la preocupación de las autoridades por cubrir este flanco. Ahora, más de un año después de alcanzar la capacidad operativa inicial (IOC), el Mando afina sus capacidades en las tres áreas imprescindibles de actuación: la defensa ante las agresiones, la explotación de las oportunidades que ofrece el ciberespacio y la respuesta ante los intentos de afectar a la integridad, la disponibilidad o la confidencialidad de nuestras redes. Los miembros del MCCD y las unidades que cada uno de los ejércitos ha creado para hacerse cargo de la seguridad de sus propias redes son los equivalentes a aquellos aviadores, los encargados de combatir entre ellos en el ciberespacio y proteger a la nueva infantería –que somos los usuarios no especializados– para que podamos seguir haciendo nuestro trabajo diario. Sin embargo, igual que el espacio aéreo es muy grande y la supremacía aérea muy difícil de obtener, el ciberespacio es un ámbito inabarcable, global y que nos lleva incluso más allá de nuestra vida profesional; nos rodea también en nuestra vida privada y familiar. Cada usuario es una puerta de entrada a las amenazas cibernéticas. La ingeniería social aprovecha, precisamente, las vulnerabilidades que ofrecen las personas para acceder a los sistemasXI. Una “defensa de punto” fuerte por parte de cada uno de nosotros es la primera línea de protección del conjunto del sistema. La conectividad y la ubicuidad de las redes en nuestras vidas hacen que la separación entre nuestras esferas privada y profesional sean tan poco estancas en el ciberespacio como lo son las geográficas. Una parte considerable de los ataques que se reciben en los últimos años tienen como vector de entrada a empleados o familiares, o a nuestros contactos de la libreta de direcciones. Y, cada vez más, atacando dispositivos móvilesXII. Cuando, todavía en 2000, recibí en mi ordenador, en NAMSA, el archivo que contenía el famoso virus “I love you”XIII, el originador del mensaje era el jefe de la seguridad informática de la agencia. El virus se auto-enviaba a los primeros 50 contactos de la libreta de direcciones del ordenador infectado y, de haberlo abierto, me habría convertido en una vía de entrada a los de mis compañeros de trabajo y amigos. La privacidad es un concepto muy relativo en internet. Comprender esta realidad nos puede ayudar a evitarnos muchos disgustos. Más allá de que nuestro comportamiento en las redes, sea público o supuestamente privado, debe reflejar siempre la imagen que realmente queremos transmitir. También tenemos la obligación de velar porque esa imagen visible no esté siendo manipulada. Esto, que es cierto para todos nosotros, es de importancia creciente según se asumen mayores responsabilidades dentro de la organización. Es muy notable el caso del Almirante Stavridis, el anterior Comandante de las Fuerzas Aliadas en Europa (SACEUR)XIV. La imagen y el nombre del Almirante se utilizaron para crear una cuenta falsa de Facebook. Como era de esperar, en poco tiempo numerosos altos mandos de la OTAN accedieron a la cuenta y compartieron sus datos con su superior y “amigo”. Una acción tan simple como esa permitió una recopilación de inteligencia que no sólo resultaba gratuita, sino que era proporcionada “voluntariamente” por las mismas víctimas. Una vigilancia periódica de las noticias que aparecen en internet sobre uno mismo o el establecimiento de una alerta que nos avise de cualquier nueva entrada con nuestro nombre son dos acciones que apenas requieren de unos minutos de nuestro tiempo y puede ayudar a prevenir daños en nuestro entorno personal y en el profesional. En la sociedad de la información y la inmediatez en la que nos movemos hay una gran cantidad de datos que van a estar disponibles siempre, con independencia de nuestras acciones. A este respecto conviene tener muy claro cuáles son los datos que no queremos que lleguen a hacerse públicos, pero también cuáles contribuyen a crear una reputación acorde a nuestros intereses. Este tema de la reputación on-line está mucho más estudiado en la empresa. En la milicia pen- REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Septiembre 2015 723


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