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tarios. Felizmente, el proyecto que, al contrario de lo que pueda pensarse dadas las circunstancias actuales, contaba con una participación mínima de Lockheed Martin (cercana al 13  %, aunque tiene en contrato la fabricación del 55 % del mismo, así como con los derechos de comercialización en Estados Unidos), pudo retomarse, comenzando su servicio en el año 2005. Lo cierto es que el avión ha conseguido, en los aproximadamente 13 años que lleva en servicio en el momento de publicar esta reseña, lograr renombre internacional, no sólo como entrenador y montura del equipo acrobático de la ROKAF, los Black Eagles, sino también en ventas tanto a países asiáticos (Indonesia, Filipinas y Tailandia) como de Oriente Medio (Irak). La tasa de disponibilidad del avión está cercana al 90 %, reduciendo el tiempo de entrenamiento de los pilotos cerca de un 20 %, aumentando el nivel medio estimado de habilidad de los mismos un 40 %, todo ello con una disminución de costes que ronda el 30 %. El T-50 comparte grandes similitudes con el F-16, especialmente con los F-16K Block 32 que operaba originalmente la ROKAF (ahora cuenta también con F-16 Block 52). Así, su diseño aerodinámico recuerda fuertemente a este modelo de avión de combate, contando con ala de elevado valor de flecha (cropped-delta) y que se unen de tal forma con el fuselaje T50A TX-1 con el DART equipado. (Imagen: Lockheed Martin/TAI) REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Mayo 2018 355


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