Miembros de la II Bandera de la Brigada Paracaidista cargan lotes de productos sobrantes del hospital de IFEMA para entregárselos a distintas asociaciones.
mucho porque, por desgracia, no las tienen
en su día a día», comenta el brigada
Roberto Díaz Iznardo, del Regimiento de
Apoyo de la UME. Se instaló un contenedor
con diez duchas que podían utilizar
hasta 100 personas a la hora y colocaron
una tienda de campaña adyacente como
vestuario. Su mantenimiento también ha
sido cosa de la UME, sobre todo para
evitar que se encharcara la zona, ya que
en el pabellón 14 no hay desagües.
Las duchas han sido una vía de relajación
para muchas de las personas
alojadas. «Era su momento del día, y si
se estropeaban, todos preguntaban por
la UME; que si no venían a arreglarlas»,
recuerda Miguel Ángel del Río. Algunos
de ellos afirmaban sentirse más seguros
con los militares allí. «Al ver a los uniformados,
se daban cuenta de que la situación
era seria, que había que mantener
unas normas», añade.
La colaboración con los militares,
reconoce el coordinador de Grupo 5, ha
sido «muy estrecha» y ha ido mucho más
allá de la misión asignada. «Siempre han
estado muy atentos, y ante cualquier
necesidad que tuviéramos su respuesta
era siempre la misma: no os preocupéis
que vamos ahora mismo. Es una maravilla
verlos trabajar, su organización, su
preparación... Y han demostrado mucho
cariño hacia estas personas».
Los sin hogar que se juntaron en el
pabellón 14 de IFEMA eran todos hombres,
con edades entre 19 y 86 años. Había
muchos jóvenes, lo que sorprendió a
los servicios sociales, y también algunos
inmigrantes que llegaron a nuestro país a
trabajar y la crisis del COVID-19 les dejó
en la calle. Algunos de los alojados en
IFEMA han encontrado trabajo mientras
estaban allí, como jornaleros en el campo,
y otros, se están organizando para
buscar un piso entre varios. «Pero, desgraciadamente,
la mayoría volverá a la
calle», admite Miguel Ángel del Río.
JUNTOS CONTRA LA PANDEMIA
Al igual que en el albergue, la colaboración
entre civiles y militares ha sido muy
estrecha en el hospital de campaña de
IFEMA que se convirtió en el principal alivio
de la red asistencial madrileña durante
el pico de la pandemia y que cerró sus
puertas el 1 de mayo después de asistir
a 4.000 infectados por el virus.
Este trabajo conjunto fue reconocido
por la ministra de Defensa, Margarita Robles,
en un acto celebrado el 11 de mayo
en el recinto ferial. Fue un homenaje «a
los ciudadanos españoles y a la ciudad
de Madrid, representada en el espíritu
de IFEMA, un espíritu de solidaridad, de
generosidad y de trabajo conjunto», destacó
la ministra, quien también ensalzó
Un retén del
Ejército permanece
en IFEMA por si
fuera necesario
volver a poner en
marcha el hospital
30 Revista Española de Defensa Junio 2020