internacional
Markus Heine/EFE
Niños malienses en un campo de refugiados de la Misión Multidimensional Integrada
de Estabilización de la ONU en Malí (MINUSMA).
sociedades y economías, salvaguardar
nuestra seguridad colectiva, hacer frente
al desafío de la movilidad y la migración
y ofrecer perspectivas a los jóvenes de
ambas orillas del Mediterráneo; esto se
debe sustentar en un diálogo político
mejorado e intensificado».
SEGURIDAD COMPARTIDA
Dos semanas antes (15 y 16 de febrero)
tuvo lugar la 7ª cumbre de la Unión
Europea con los jefes de Estado y Gobierno
de los países del G5 Sahel (Burkina
Faso, Malí, Chad, Níger y Mauritania).
Con sede central en Yamena
(Chad) y realizada por videoconferencia,
durante la reunión los países
europeos confirmaron su intención
de mantener su colaboración con los
países del área para que sean capaces
de enfrentarse a la lacra yihadista. Es
más, el presidente francés, Emmanuel
Macron, apostó en rueda de prensa
por la conveniencia de aumentar el
contingente de la fuerza especial europea
Takuba —creada en 2020 y que
incluye a franceses, estonios, checos y
suecos— que «debería pasar de los cerca
de 400 soldados actuales a 2.000».
Durante la cumbre, los mandatarios
de Europa y África reafirmaron también
la Declaración Conjunta suscrita
en abril de 2020 por el presidente del
Consejo Europeo, Charles Michel,
y el presidente del G5 Sahel, Cheikh
el Ghazouani, en la que los 27 miembros
de la UE y los cinco sahelianos se
comprometieron con la prosperidad y
la seguridad en la región centrándose
en cuatro ámbitos principales: la lucha
contra el terrorismo; la mejora de las
capacidades de seguridad y defensa de
los países del G5 Sahel; el restablecimiento
de la presencia del Estado y los
servicios básicos en zonas inestables de
todo el territorio; y la intensificación en
las labores de desarrollo.
La reunión de 2021 ha sido continuación
de la Cumbre de Pau (Francia)
celebrada hace un año, y la
Cumbre extraordinaria de Nuakchot
(Mauritania) del 30 de junio de 2020,
en la que participó presencialmente el
presidente del Gobierno español, Pedro
Sánchez. En la Cumbre de Pau,
auspiciada por el presidente Macron,
se anunció la creación de la Coalición
por el Sahel, cuyo principal objetivo es
coordinar una respuesta colectiva de la
acción internacional a los desafíos en la
región y en apoyo de los países miembros
del G5.
Precisamente para analizar la actual
situación en el área, el 16 de marzo tuvo
lugar una consulta internacional de la
Coalición para el Sahel. Convocada
por la ministra de Defensa francesa,
Florence Parly, contó con la participación
de ministros y autoridades de
la mayoría de los países europeos, los
miembros del G5 Sahel además de Estados
Unidos, el Alto Representante de
la Unión para Asuntos Exteriores y Política
de Seguridad, Josep Borrell, y el
secretario general adjunto de la ONU
para Operaciones de Paz, Jean-Pierre
Lacroix. Por parte española intervino
el secretario general de Política de Defensa,
almirante Juan Francisco Martínez
Núñez, quien incidió en el sólido
compromiso de España con la paz y la
estabilidad en el Sahel «como muestran
las capacidades que hemos puesto a disposición
de la misión de entrenamiento
de la Unión Europea, EUTM-Malí y la
asunción del liderazgo de la misma» y
puso en valor la promoción de la mujer
africana como agente de paz.
En línea con la idea de que desarrollo
y seguridad van de la mano, en las
mismas fechas que la cumbre entre Europa
y el G5 y también en la capital de
Chad tuvo lugar la segunda Asamblea
General de la Alianza Sahel (presidida
por España desde 2020) y en la que
se acordó elevar a 23.000 millones de
euros la inversión en más de 800 proyectos
en áreas como la educación, el
empleo, la energía y el clima. Como explicó
la ministra española de Asuntos
Exteriores, UE y Cooperación, Arancha
González Laya, la Alianza Sahel,
es «la principal plataforma de diálogo,
coordinación y de concertación de la
cooperación internacional en la región
en un contexto marcado por la inestabilidad
y la violencia».
En este contexto, la ministra española
puso en valor no solo los proyectos
y recursos movilizados, sino también
el hecho de que la Alianza Sahel «fija
objetivos concretos en los que deben
coordinarse actuaciones de seguridad,
políticas y sociales. González Laya explicó
que hace ahora un año, durante
la primera asamblea celebrada en la
capital mauritana, se determinó una
cartografía de zonas frágiles con cuatro
objetivos prioritarios: «El regreso del
La Alianza para
el Sahel acordó
invertir 23.000
millones de euros
en más de 800
proyectos
52 Revista Española de Defensa Abril 2021