![](./pubData/source/images/pages/page10.jpg)
El mando orientado a la misión
debe permitir, ahora más que nunca,
la adecuada libertad de acción
en cada nivel de mando, pero siempre
10
alineada con el propósito del
jefe.
Por ello, y con una estructura orgánica
lo suficientemente amplia, es
imprescindible impulsar la racionalización
de procesos, asumiendo en
el nivel división los de coordinación y
dejando a las brigadas los cometidos
de gestión. Además, hay que delimitar
las distintas responsabilidades en
cada uno de los niveles de mando,
evitando, en la medida de lo posible,
las redundancias.
Dentro del camino que todavía nos
queda por recorrer, se debe profundizar
más en la eliminación de dichas
redundancias. Un claro ejemplo serían
las existentes en el seno de las
brigadas entre su cuartel general y
las planas mayores de los regimientos,
batallones y grupos subordinados
en lo referente a dirigir, a su nivel,
las tareas de preparación y generación
que les corresponden.
Para hacer frente a los numerosos
retos y desafíos a los que nos vamos
a tener que enfrentar, es imprescindible
que todos los componentes
de la división hagan gala de una elevada
moral, un adecuado nivel de
preparación y una imprescindible
cohesión.
La moral debe estar basada en las reglas
y principios recogidos en nuestras
reales ordenanzas y en la puesta
en práctica de los «valores del Ejército
de Tierra».
La cohesión, fruto de la meticulosa
instrucción y de una adecuada preparación,
estará fundamentada en
la rigurosa y detallada planificación
de los ejercicios y actividades que
nos permitan alcanzar los niveles de
adiestramiento exigidos en cada momento,
así como en la disponibilidad
de los recursos económicos y materiales
necesarios.
La valía de nuestro personal vendrá
dada por su capacidad de liderazgo,
su iniciativa, su ejemplo y su permanente
disponibilidad. Está claro que
debemos aspirar a contar con la mayor
cobertura posible de personal y
material, pero deberemos acostumbrarnos
a adiestrarnos con lo que
tengamos en cada momento. La ilusión
y la imaginación deben ser una
constante que nos permita superar
las carencias existentes.
CONCLUSIONES Y RETOS
FUTUROS
Finalizada la reestructuración de la
fuerza, tendrán que pasar unos años
para comprobar si la organización actual
es válida para el cumplimiento de
los diferentes cometidos y funciones
asignados en la nueva instrucción de
organización del Ejército de Tierra.
Lo que es evidente es que, para lograr
los cometidos que la división tiene
asignados, nuestras unidades necesitan
disponer de las capacidades
y medios necesarios que les permitan
llevar a cabo su trabajo diario en
las mejores condiciones. Contar con
la adecuada cobertura de personal y
material y disponer de los recursos
necesarios para llevar a cabo la preparación
es un aspecto que considero
fundamental e imprescindible. La
Una rigurosa preparación como signo de identidad motivación, la ilusión, la iniciativa y la