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Editorial Vivir nuestra profesión DESDE su creación, el poder aeroespacial D ha tenido siempre un papel capital en los conflictos. Los escenarios complejos y muy cambiantes de los próximos años, combinados con los vertiginosos avances tecnológicos, apuntan a que su importancia se incrementará en el futuro. Pero sin embargo, a pesar de los avances y de la tecnología, el personal en el EA sigue siendo un recurso de carácter estratégico, tanto en lo que se refiere a la cantidad como a su calidad. Detrás de cada actividad del EA hay personas que planifican, gestionan, pilotan, controlan, vigilan, mantienen, prestan apoyo, dan seguridad… La efectividad del EA en el cumplimiento de la misión es directamente proporcional a la calidad de su personal; una combinación de formación y conocimiento, experiencia y valores, a todos los niveles. Cuando se habla de la calidad del personal, los valores son un componente esencial. El recurso humano del EA son sus aviadores, es decir, todos los que pertenecemos al Ejército del Aire, instruidos y entrenados para cumplir la misión encomendada al servicio de España y formados en los valores militares propios de nuestra profesión, desde el prisma de la acción desde el aire específica del poder aéreo. Todos en el EA somos aviadores porque todos somos instruidos y entrenados bajo una misma mentalidad aviadora al servicio de esa acción desde el aire. La mentalidad del aviador es específica para el contexto de operación y la visión que tiene del mismo, un entorno que exige una forma de operar, capacidades militares y competencias individuales diferentes. OMENTAR los valores y las competencias específicas desde el primer momento de la formación es fundamental para garantizar F la eficacia operativa del EA y el cumplimiento de la misión. Vivir nuestra profesión y vivir nuestra unidad son herramientas básicas en la construcción de los principios y competencias del aviador del EA. Vivir la profesión se apoya en tres pilares esenciales: la permanente vocación de servicio, los valores fundamentales del EA y el afán de mejora permanente tanto individual como del equipo al que pertenecemos en beneficio del cumplimiento de nuestro deber. Vivir la profesión de las armas, vivir la aviación, vivir el EA significa aprovechar las oportunidades de crecimiento personal y profesional que este brinda, y no dejarse vencer por las dificultades que a buen seguro encontraremos. Vivir nuestra unidad requiere que cada aviador participe activamente en crear un fuerte sentido de pertenencia a la propia unidad, con su misión, idiosincrasia y tradiciones. La unidad es el corazón del EA; es donde radica el éxito de la misión, donde nace la innovación y se generan nuevas ideas, nuevas formas de operar; es donde el aviador desarrolla su vocación militar, donde aprende del ejemplo y liderazgo de jefes, compañeros y subordinados. En definitiva, es en las unidades, a través del sentido de pertenencia, donde se cuida y se fomenta el liderazgo basado en valores y se estimula la ilusión por la profesión. VIVIR nuestra profesión y nuestra unidad puede chocar con las dificultades propias del día a día. Por ello, se necesita un liderazgo comprometido a todos los niveles de la V institución, capaz de impulsar el compromiso y estimular la ilusión por la profesión a través del ejemplo. La imagen institucional del EA es clave de cara a nuestra sociedad y, hoy en día más que nunca, se compone de la suma de las imágenes y comportamientos externos de todos y cada uno de sus miembros, los aviadores, que, a su vez, depende en gran medida de los valores y la forma en la que vivimos y aprendemos nuestra profesión. En definitiva, todos debemos estar orgullosos de ser aviadores y todo el mundo debe darse cuenta de ello. REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Marzo 2018 131


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