dossier Asumiendo el hecho de que cualquier intento de describir el futuro con precisión es en vano, no analizarlo, buscando tendencias globales que nos permitan reducir la incertidumbre que nos rodea, es un lujo que no nos podemos permitir. Como muy bien comenta la doctora Florence Gaub, la inacción es uno de los enemigos del pensamiento estratégico1. En referencia a lo que la analista del European Union Institute for Security Studies (EUISS) establece, una de las tendencias que debemos considerar en nuestro pensamiento estratégico es que Europa está mirando cada vez más al poder aéreo como su herramienta favorita para ejercer el monopolio de la fuerza, lo que ya en la actualidad queda reflejado en los despliegues en Oriente Medio y norte de Africa2. El empleo del poder aéreo ha revolucionado la manera de afrontar los conflictos armados, y su constante evolución y desarrollo no solo ha afectado, sino que es seguro que afectará la manera en que se resolverán la mayoría de ellos, en términos de rapidez, de eficiencia y de protección de vidas humanas. No podemos olvidar que el poder aéreo no opera en solitario y que es también tendencia la creciente interacción entre los diferentes dominios de la guerra (terrestre, marítimo, aéreo, espacial y cibernético), por lo que parece relevante efectuar un análisis de hacia dónde debe dirigirse el poder aéreo para afrontar los desafíos derivados de una creciente incertidumbre y un entorno de seguridad cada vez menos predecible, más complejo, más multidireccional, más asimétrico… y más letal para todos. REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Marzo 2018 185
RAA 871
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