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licóptero, un proyecto que inyectará una muy necesaria dosis de innovación a las firmas estadounidenses. La apuesta y el reto tecnológico son altos, construir una máquina revolucionaria que sea mucho más rápida, con mayor alcance, más resistente, capaz de operar en condiciones de elevada altitud y temperatura, más eficiente, con mayor capacidad de transporte de personas o con menor demanda logística entre otras intenciones. Contar con todas estas habilidades les permitirá ser estratégicamente “auto-desplegables”, lo que significa que podrían ir a las zonas de despliegue cubriendo las distancias necesarias sin ser transportados en grandes aviones o barcos y disminuyendo la vulnerabilidad a los ataques en su transporte y puesta en funcionamiento. Un aparato más rápido, más maniobrable y que pueda volar más lejos permitirá a las fuerzas, además, combatir más eficazmente al poder participar en operaciones más prolongadas o transportando grupos de operaciones especiales para misiones más complejas o para resolver situaciones complicadas. Este nuevo helicóptero estará diseñado para utilizar la próxima generación de sensores para localizar a los enemigos y empleará armas de última generación para atacarlos. El Army también quiere que cuenten con soluciones técnicas y equipos de misión que incrementen la capacidad de toma de decisiones por los pilotos al poder gestionar eficazmente el flujo de información recibida en la cabina. Está en fase de desarrollo una interfaz hombre-máquina, HMI, donde el software y las tecnologías informáticas Un “Osprey” en pleno vuelo, el único convertiplano en servicio en el mundo. realizarán de forma autónoma una mayor variedad de funciones, como la navegación o la detección y supresión de amenazas (desde armas de pequeño calibre a los misiles antiaéreos portátiles), disminuyendo la carga de trabajo de los pilotos y la tripulación. El programa del helicóptero también está trabajando con la industria para desarrollar una nueva tecnología que podría mejorar el actual MTADS (Modernized Target Acquisition Designation Sight/Pilot Night Vision Sensor) y en mejorar las aptitudes Aire-Aire, como el control de tráficos cercanos por medio de transpondedores o sistemas de identificación IFF (Identify Friend or Foe), y en vuelo a baja cota con CFIT (Controlled Flight Into Terrain). Este protegerá a la aeronave advirtiendo de la proximidad de obstáculos cercanos en el terreno como árboles, montañas, cables y otros elementos de baja visibilidad. Los pilotos serán alertados con tiempo suficiente para reaccionar y, en algunos casos, se les ofrecerá opciones de vuelo para evitar el impacto. El Army ha puesto mucho énfasis en sistemas que ayuden a navegar a los pilotos en los “brownouts” o en situaciones de “Entorno Visual Degradado”. Una parte esencial del FVL es la integración de los sistemas de armas y sensores para que, de forma autónoma, detecte, designe y siga a los objetivos; realice operaciones de designación de blancos durante maniobras de alta velocidad; controle a varios objetivos simultáneamente o pueda optimizar el rendimiento del control de fuego al incluir en el uso de las armas factores como el viento y la temperatura, entre otros. Según ha previsto el Pentágono la fase de adquisición del programa comenzará en 2019 y podrían invertirse hasta 100.000 millones de dólares en la compra de nuevas unidades, aparatos que deberían comenzar a entrar en servicio no más allá de 2025 para reemplazar hasta 25 modelos diferentes de helicópteros del REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Julio-Agosto 2016 595


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