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Uno de los aspectos de la operación del 43 Grupo de FF. AA. que es más desconocido para el público en general y motivo de preguntas en muchas de las visitas que recibimos, es quién decide y cómo el lanzar nuestros aviones para combatir un incendio forestal. El 43 Grupo de FF.AA. es una unidad del Ejército del Aire con dependencia orgánica del Mando Aéreo General (MAGEN) y operativa de la Unidad Militar de Emergencias (UME) para las operaciones de emergencia. En cuanto al Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (MAPAMA), nuestra situación es la de estar adscritos funcionalmente. Igualmente existe una dependencia del Mando Aéreo de Combate (MACOM) a los efectos de ser instruida, adiestrada y evaluada, así como para mantener su disponibilidad y estado de alistamiento requeridos. Cuando se origina un incendio forestal, el proceso para la activación de nuestros aviones es el siguiente: 1. La comunidad autónoma afectada, una vez evaluada la situación, solicita la intervención de los Canadair del Ejército del Aire al MAPAMA. 2. El MAPAMA evalúa entonces la petición y da su visto bueno para la activación. 3. En ese momento, el personal de servicio en la oficina del Área de Defensa Contra Incendios Forestales (ACDIF) del MAPAMA prealerta a operaciones del 43 Grupo en Torrejón. Si estamos desplegados durante la campaña de Lucha Contra Incendios Forestales (LCIF), esta prealerta a nuestras tripulaciones también se realiza por parte del técnico del MAPAMA con el que trabajamos durante todo el verano en la base correspondiente. 4. Simultáneamente, el MAPAMA solicita oficialmente los medios aéreos necesarios al Centro de Operaciones Conjunto (JOC) de la UME. 5. Tras la evaluación correspondiente, el JOC de la UME contacta con Operaciones del 43 Grupo en Torrejón y ordena la salida de los medios de extinción al incendio. Cabe señalar que, en el caso de cooperaciones internacionales, es DIGENPOL el órgano del Ministerio de Defensa que recibe la petición de medios aéreos del 43 Grupo y la transmite a la UME para su evaluación y orden de ejecución. Aunque a primera vista pueda parecer un procedimiento con demasiados pasos que pudieran ocasionar una demora en la ejecución de las operaciones, la realidad es que existe una gran coordinación entre todas las partes que evita cualquier retraso. La clara definición de responsabilidades de las distintas entidades participantes en el proceso, junto con una conciencia común de trabajo en equipo, permiten la consecución satisfactoria de los objetivos de nuestra misión. • Los escuadrones de Operaciones y Material organizan la composición de los destacamentos para contar en todos ellos con un número adecuado de tripulaciones y personal de tierra. Un patrón habitual es el contar por avión con dos tripulaciones completas, dos mecánicos de tierra (MMA) y un auxiliar de pista (AMA). En los destacamentos más críticos también se cuenta con un mecánico de electrónica (TEL). ABRIL: DEL ENTRENAMIENTO A LA OPERACIÓN Dejando de lado los temas organizativos y pasando a las operaciones, abril fue un mes que puso a prueba nuestro nivel de preparación de cara a la campaña LCIF 2017. Una serie continuada de olas de calor generaron las condiciones adecuadas para la propagación de diversos incendios forestales. Entre el 9 y el 17 de abril hubo que actuar con dos aviones en distintas localidades de la provincia de Cáceres, principalmente en el valle del Jerte. Posteriormente, el foco se trasladó al noroeste de la Península, siendo el día 21 el de mayor esfuerzo operativo realizado, con seis aviones en misión de extinción e incluso manteniendo por algunos días un avión destacado en el aeródromo militar de Santiago de Compostela. Como ya se Coordinados para actuar Francisco Patiño Patiño Comandante del Ejército del Aire mencionó antes en este artículo, el compromiso diario del 43 Grupo de FF.AA. es tener dos tripulaciones de alarma listas para actuar, pero la ambición de la unidad es mantener el mayor nivel de operatividad posible siempre. Únicamente desde esa perspectiva se pueden afrontar situaciones como la relatada y continuar con la instrucción de las nuevas tripulaciones. Abril terminaba con un total de casi medio centenar de salidas en misiones de extinción que consumieron 161 horas de vuelo. Este inusual volumen de incendios en primavera, junto con la situación climática caracterizada por altas temperaturas y escasas precipitaciones, nos ponía en alerta ante lo que podría llegar en verano. Formación durante el desfile del DIFAS 2017 en Guadalajara (Imagen: brigada Manuel Acosta) 96 REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Enero-Febrero 2018


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